Parando letras

En otro mundo

Hace años, con la invención del whatsapp, nos cruzamos por la calle con las mejores casualidades y vamos salteándolas sin darnos cuenta. Un rectángulo con pantalla nos tiene prisioneros en su mundo.

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai

Todos pedimos a gritos un cambio, pero nadie se atreve a dar ese primer paso que nos permita salir de esta burbuja, que envuelve y absorbe lentamente nuestras vidas.Estamos cansados de tanta rutina. Nos encontramos inmersos en una superficialidad que nos impide ir más allá de los hechos. Y es que resulta demasiado cómodo quedarnos en el sofá de casa viendo cómo los tonos grises siguen pintando nuestras mañanas. Ya nos hemos acostumbrado a sobrellevarlos en nuestros paisajes. Nos movemos como pez en el agua en ellos, pero cualquier día, el agua, se evaporará sin darnos apenas tiempo para encontrar un nuevo mar por el que navegar. Y nos dejará naufragando en penumbras. ¿Por qué no comenzamos a cambiar el mundo?¿Por qué no empezamos hoy a darnos una oportunidad? Nuestro pequeño granito de arena seguramente no haga nada, pero muchos granitos forman una gran montaña. Cualquier día puede ser un gran día, solo se trata de que tú seas quién salga a buscarlo. Sin esperarlo, sin imaginarlo, yendo a por él sin temer a ningún obstáculo que se te pueda poner delante.Nadie sabe si a la vuelta de la esquina encontraremos un abanico de colores que nos permita dibujar nuevos senderos en los que poner rumbo nuestros sueños. O si divisaremos detrás de aquellas aguas bravas nuestro objetivo. Quién sabe. Si tú nunca hiciste nada para cambiarlo, no sabes qué puedes hallar. Nos gusta darnos por vencidos antes de intentarlo y así es imposible mirar hacia un futuro mejor. Y todo puede comenzar por algo tan simple cómo prestar atención a todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Hace años, con la invención del whatsapp, nos cruzamos por la calle con las mejores casualidades y vamos salteándolas sin darnos cuenta. Un rectángulo con pantalla nos tiene prisioneros en su mundo. Nos impide ver eso que estamos buscando, prefiere que seamos sus esclavos sumisos. Y en esto que os cuento, somos nosotros los encargados de cambiarlo con un pequeño gesto. En la calle nos sentimos bien con el móvil en nuestras manos pero…¿Qué pasaría si lo guardásemos? Podríamos conocer a nuevas personas, observar los cambios que van sufriendo las calles, encontrar trabajo en alguno de los carteles de publicidad, encontrarnos con aquel amigo que hace años que no veíamos, establecer nuevos vínculos con desconocidos,  esquivar aquellos impedimentos que a diario se nos presentan... Y todo esto, podría suceder gracias a un simple acción como la de evitar coger el móvil.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN