Palabras en Libertad

Ciudadanos, una alternativa al PP

Suárez nunca fue reconocido en vida y en toda su dimensión política ni siquiera por los más cercanos de entre los suyos

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Una de las aportaciones más importantes de Suárez, más allá de dirigir el proceso político de la transición democrática, fue procurar a la derecha del tardofranquismo una oportunidad de regeneración asiéndose a las libertades democráticas y descolgándose de la brocha del bunker. La capacidad de auto regeneración del pensamiento conservador o reaccionario, la facilidad de adaptación sin coste quedó claramente expuesta en los años setenta, cuando en el vestuario masculino se desestimaba la camisa azul y se ganaba su sitio preminente la blanca de largos cuellos y los pantalones ligeramente acampanados.

Suárez nunca fue reconocido en vida y en toda su dimensión política ni siquiera por los más cercanos de entre los suyos, y puesto que la cabra tira al monte, según sabemos gracias al poderoso refranero popular, la derecha que había hecho de tripas corazón y se había vuelto reformista escapando en edípica huida de los tubos, cables y electrodos que decoraban los últimos instantes del franquismo, volvió a refugiarse en los atributos más insoportables del reaccionarismo español en cuanto tuvo la más mínima oportunidad, dando lugar a una fuerte Ap con Fraga en el 82, y al PP de Aznar y otros secundarios, después.

Desde entonces se cumple ese dramático designio que priva a los españoles de tener una opción política moderna, liberal o conservadora, pero actual y sin lastres de la dictadura, una derecha limpia y pragmática y, sobre todo, esencialmente honrada, aunque ya se sepa que, en esto también, la cabra del refranero tiende a desplazarse hacia el mismo monte del párrafo anterior.

Carecíamos, pues, en esta España de lo que el siglo XIX nos había ofrecido en abundancia. No espadones, tan incomodos a la larga, sino políticos liberales, de sólida formación intelectual y serio compromiso democrático frente a ultramontanos, corifeos de la corrupción regia o carlistas apostólicos incapaces de ver a su alcance el futuro de su patria y no solo las conveniencias de su hacienda propia.

Desde que Ciudadanos se ha aposentado en la política del siglo XXI, tienen los votantes de centro y de derecha la oportunidad de librarse de tener que escoger entre Pinto y Valdemoro – entiéndase la metáfora – del bipartidismo que nos obliga a unos a ser fieles a este y a otros a serlo con el otro en continua y limitada pugna de ideas, espacio ideológico y liderazgo político.

Roto el eje, se puede reconectar a través de esta nueva forma de expresión política con un ideario similar sin pasar por el tufo trabucaire de las Gúrteles y las Púnicas – por citar solo dos – ni de la pesarosa e insoportable sobreactuación neofranquista de estos señores que tienen más empeño en defender la causa de la Guerra Civil, parece, que el ideario liberal moderno homologado con los países más avanzados de Europa, como hace Cs.

Ciudadanos no es un refugio de voto, sino una alternativa en crecimiento para los que ya no soportan más al PP habiendo sido ovejas de su rebaño. Y muchos votantes moderados de otras fuerzas políticas pronto se sentirán igualmente atraídos. Atentos en el PSOE, donde deben elaborar con mayor solvencia sus ataques, desprecios e insultos a los naranjas.

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