Palabras en Libertad

El juego de las sillas

Iglesias ha logrado arruinar sus expectativas a base de arruinar las de sus compañeros de batalla

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La caída del PP por el abismo electoral no ha comenzado ahora –tiempo de encuestas – sino hace ya bastante, cuando los acontecimientos políticos chocaban una y otra vez contra el muro de silencio e inoperatividad del partido de gobierno. Aquél tiempo – tiempo de decepciones – marcó el momento actual, así que no hay que buscar en los actos sobrevenidos de hoy las razones del declive sino en la acumulación de los habidos en un pasado reciente, insistente y machacón.

Unos creían que por reiteración de su presencia en los medios, no había efectos secundarios por las declaraciones de personajes torvos e irrisorios como El bigotes, Correa, El albondiguilla y tantos otros de la camada Gurtel, Púnica o Lezo.  Pero los hay. Y graves.

El crecimiento de Ciudadanos a expensas del PP es la consecuencia de la combinación de la inacción e incompetencia con la desfachatez y el abuso. La fórmula mágica de Cs es el agotamiento de su contrincante directo. Se puede perdonar la malicia si al menos hay trabajo bien hecho. Y se puede perdonar el trabajo mal hecho, si al menos no hay malicia. Ambas a la vez dan por bueno al adversario y sumen en el pozo al autor. El PP es el único autor del presente, pues es el artífice de su desastre y del crecimiento ajeno.  A día de hoy, no hay mérito en el adversario, salvo en Cataluña, donde Ciudadanos es el real conquistador de su espacio político a fuerza de decisión, claridad y candidatura bien elegida.

El único parangón posible está en Pablo Iglesias, que es lo mismo que decir Podemos, pues desde la transición y de aquellas campañas de “Vota centro; vota Suarez” o la de “Suarez es el Centro Democrático y Social” no se había visto un partido personalista o un personalismo hecho partido de igual dimensión. Iglesias ha logrado arruinar sus expectativas a base de arruinar las de sus compañeros de batalla. Los ‘camisas viejas’ de Podemos han sido liquidados siguiendo la vieja costumbre de los partidos pretorianos cuando por fin salen del huevo: la historia es suficientemente ilustrativa.  No hay madeja que no termine en horca.

Y así se va recomponiendo el mapa electoral que es como el viejo juego de las sillas en circulo, la música sonando y los aspirantes a acomodo girando en torno a ellas esperando el momento de poder sentarse y de que haya donde hacerlo sin que esté ocupado por otro jugador. O adversario. La música está sonando – no hay elecciones -; los contrincantes giran alrededor de las sillas a su ritmo – ahí los tenemos a todos: rajoyes, sanchezs, iglesias o riveras – y en cualquier momento, en el de sentarse, faltará una silla para al menos uno de ellos.  O dos.

De momento Rajoy e Iglesias ensayan zancadillas mientras giran y giran... Es lo que les queda.

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