Palabras en Libertad

Ciudadanos y la responsabilidad política

Los devaneos de Iceta, los insultos de Lastra, han hundido al PSC. Confiemos en el que el siguiente paso no sea hundir al PSOE-A.

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En España somos muy dados a hacer realidad el mito del eterno retorno. La carga pétrea de Sísifo se hunde en nuestras espaldas. Así que no es extraño que el desenlace de la contienda catalana haya sido volver a la casilla de salida, poner en el parlamento catalán a los que la justicia ha puesto en la cárcel y a los que la cobardía ha puesto en polvorosa. Pero no es eso todo lo que ha pasado. Ciudadanos, un partido de los de la nueva política, ha ganado las elecciones, y lo ha hecho con sobrepeso de escaños gracias a la campaña de Inés Arrimadas.

Ha favorecido el éxito de los naranjas el hundimiento del PP. La verdad es que Ciudadanos ha hundido, sobre todo, las expectativas del PSC, la candidatura de Iceta y el espacio indefinido en el que se desenvolvió su campaña. El cinturón rojo ha cambiado de color y las cosas para el socialismo vuelven a la casilla de salida – quizá sea verdad que un poco mejor –.

Atribuyen la derrota socialista a su frivolidad electoral. Es posible. Y a la petición de indultos, que no deja de ser otro aspecto de la misma frivolidad. Lo que ha pasado tiene que ver con algunas lindezas del discurso: La señora Lastra comparando a Rivera con Primo de Rivera ha servido para que los electores, sumidos en el desasosiego independentista, comprendieran el enorme vacío intelectual que preside el nuevo pensamiento socialista. Y la negativa de Iceta a expresar su apoyo a Arrimadas si esta ganaba tal y como ella había propuesto, actuando en reciprocidad si lo hacía el candidato socialista, han sido dos ejemplos de la poca confianza que expresa el nuevo socialismo entre los electores. El afán de Iceta los ha dejado compuestos y sin pareja con la que bailar: Arrimadas se ha llevado todo el voto no nacionalista, salvo el mismo porcentaje que se queda en el PSOE siempre, pase lo que pase. Aunque, alarmas avisan, aún pueda ir a peor, como en Euskadi.

Que Ciudadanos ha entendido el perfil que debía mostrar frente a la barbaridad independentista, ha quedado claro. Que el PSC se ha sumido en la indefinición y los devaneos de siempre, está aún más claro.

Ciudadanos sostiene, con la audacia política de Juan Marín, el gobierno de Susana Díaz en Andalucía. Cuesta creer que entre socialistas se acusen de falangistas. La principal autonomía española no es Cataluña, sino Andalucía, gobernada por el PSOE. Allí, Ciudadanos, dirigido por el de Sanlucar, garantiza que los socialistas puedan aplicar su programa, porque son la fuerza más votada. Eso es responsabilidad e inteligencia política. La que no ha tenido Iceta – ni Lastra – cuando se han negado a dar confianza al votante de que se mantendrían en el constitucionalismo apoyando al más votado de entre los constitucionales. Los devaneos de Iceta, los insultos de Lastra, han hundido al PSC. Confiemos en el que el siguiente paso no sea hundir al PSOE-A.

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