Palabras en Libertad

De la cobardía y la indecencia

Que nadie olvide nunca a estos paladines de la cobardía y la indignidad tras hundir Cataluña en el retroceso económico y la confrontación civil

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Un cortinón opaco cayó sobre el “España nos roba” que tanto había transitado por estudios y platós. La estrategia cambió: el sueño, la ilusión, la alegría, el colorín, las fiestas pijama, los niños en primera línea, todo para convertir en atractivo y positivo un discurso subterráneo de miseria humana, egoísmo y enfermiza convicción de superioridad, sino racial – que también – sí moral por no sé qué atributos ganados, que nadie lo olvide, con el sudor de los mismos andaluces y extremeños a los que ahora, en distinta rama familiar, se acusa de saqueo `por vaguería.

El España nos roba dañaba la idea de victimismo, el segundo o tercer gran plan después de poner a los niños frente a las porras, a los viejos ante las urnas y a los líderes y consellers escondidos lejos del riesgo en la votación ilegal. El victimismo tras robar la soberanía al parlamento catalán, pisotear la Constitución, y arrebatar su legítimo derecho a una oposición parlamentaria que si bien no sumaba más escaños si lo tenía muchos más votos. Recordemos en este punto que el sistema electoral catalán está diseñado para evitar el peso de lo que en su día fue el ‘cinturón rojo’ – cuando los rojos eran de izquierdas y no nazipatriotas como los de la CUP – ampliando hasta el ridículo el peso de los payeses de la Cataluña profunda desde donde hoy agradecen la sobre representación y las subvenciones sacando a pasear los tractores cada dos por tres.

Y, finalmente, el grado superlativo del victimismo convertido en justificación de defensa de la paz y el diálogo. Tras la excursión a Bruselas del comité de sinvergüenzas al servicio de su seguridad y bienestar personal, la retractación interminable de todo cargo susceptible de tener que dar la cara, y el espectáculo abominable de la señora Forcadell renegando de sí misma, toca decir que todos los pasos atrás no han sido para sacar el culo de la cárcel, evitar entrarlo en ella o para proteger los bienes personales. Lo dicen los que votaron en urna – una vez más contra el reglamento una vez iniciada la votación pública – y disimularon su proclamación saliéndose a la escalera para poder alegarlo en caso de verse ante el señor – o señora – juez – o jueza -.

Que nadie olvide nunca a estos paladines de la cobardía y la indignidad, estos sujetos que, tras hundir Cataluña en el retroceso económico y la confrontación civil, se deslizan como babosas por los fondos de las alcantarillas, por donde entre el olor a cloaca pretenden ocultar su falta de valentía, entereza moral y otras virtudes exigibles a cualquier político que pide algo a sus seguidores. Dicen, para tapar sus vergüenzas que los pasos atrás se han dado frente a la amenaza de sangre y muertos por las calles. Lo dice Rovira, la que lloriquea cuando se siente inspirada por la patria. Lo dice en representación de una corte de personajes cuya ignominia e inmoralidad es el estandarte de su pensamiento. En síntesis: dan asco. Mucho asco.

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