Notas de un lector

Invitación al viaje

Coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de Eduardo García, la Fundación José Manuel Lara da a la luz “La lluvia del desierto”

Coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de Eduardo García (Sao Paulo, 23 de agosto de 1965 – Córdoba, 19 de abril de 2016), la Fundación José Manuel Lara da a la luz “La lluvia del desierto” (Vandalia. Sevilla). El volumen recoge la poesía completa del vate cordobés quién,tristemente nos dijo adiós poco después de cumplir media década de vida.

     Tuve la dicha de conocer a Eduardo cuando nuestras trayectorias líricas principiaban y conservo la varia correspondencia que mantuve con él durante más de tres décadas.
Después de editar su tercer poemario, “Horizonte o frontera” -con el que obtuvo en 2003 el premio “Antonio Machado en Baeza”- dejé escritoen una reseña que su decir surgía de la necesidad de trazar una ruta común por la que adentrarse en busca de un alma renovada que le permitiese recorrer los territorios que cercaban sus dudas y sus misterios: (“Camino por un bosque de cuchillos./ Sus mangos enterrados/ levantan la amenaza del acero. / Avanzo con cautela, sin saber/ adonde me dirijo. El aire borra/ a mi espalda mi rastro, lo confunde”).

     Al hilo de la relectura de sus versos -en esta bella compilación que me ocupa-, he encontrado la carta que me envió tras hacerle llegar aquellas palabras. Su caligrafía, inclinada hacia el futuro, decía: “Gracias, Jorge. Espero no defraudar tus expectativas y que mis próximas entregas no desmerezcan tu opinión”.
Y a fe que no lo hicieron, pues a la publicación de “Refutación de la elegía”, un volumen de emotiva trascendencia y muy alto vuelo lírico, le siguió, “La vida nueva” (2008) -premio “Fray Luis de León” y premio de la Crítica en 2008-.
Aquella “entrega”, confirmaba la voz madura de un poetamayor, humano y consciente de que su ensoñadora realidad ampliaba sus propios horizontes vitales.

En la primavera de 2005, Eduardo me había enviado su poema “Invitación al viaje”, para que lo integrase en el número 3 de la revista “Piedra del Molino”. “Éste será el poema que sirva de título y de pórtico a la primera parte de mi nuevo libro”, me escribió. Se refería a “La vida nueva” y, recuerdo ahora, cuánto me gustaron aquellos versos que inauguraban un itinerario distinto y renovador: “Lo más urgente es encontrar/ un charco de agua clara/ en donde se reflejen nuestros rasgos./ Una vez comprobada la suma transparencia,/ su textura de imagen tocada por la gracia,/ conviene aproximarse con sigilo/ para no despertar sospecha alguna”.

     En esta, “La lluvia del desierto”, se incluyen, a su vez, “Las cartas marcadas” (1995),“No se trata de un juego” (1998) y“Duermevela” (2014); además, de dos poemariosque dejó sin editar (“La hora de la ira” y “Bailando con la muerte”), junto a otros poemas rescatados o inéditos publicados entre 2005 y 2012.

     En su ensayo titulado “Escribir un poema” (2000), Eduardo García afirmaba: “Ser poeta supone entregarse a una pasión que da muchos más quebraderos de cabeza que alegrías...”. Desde esa verdadera “pasión”, el vate cordobés abrió su corazón y derramó con sinceridad y elegancia todas aquellas destrezas, secretos, obstáculos, imágenes, sueños... que acompañaron su capacidad creadora. Con un cántico fluido, cadencioso, pleno de meditativa hondura,supo vertebrar una lírica seria, constante y creíble.

     Celebremos, pues, esta bella y merecida invitación a viajar por su obra completa, para sentir, de nuevo, la compañía de su mano y de su verso.

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