Notas de un lector

Ancla en tierra

Convenientemente pergeñada y leída, Ancla en tierra (Ed En Huida, 2017),también supone el bautizo de Ruiz de las Cuevas como historiador de Andalucía la Baja

Jesús Ruiz de las Cuevas (Arcos,1957) aborda esta su primera incursión en el terreno de la narrativa con el criterio fiable que sus genes le otorgan. En efecto, proviene de estirpe noble, la de sus tíos maternos José y Jesús, arcenses insignes, que acrecentaron con excelencia la nómina literaria en castellano del siglo anterior.
Como dato anecdótico y significativo, cabe señalar que con tan sólo doce años, y ya afincado en Sevilla, nuestro autor ganó el primer premio de redacción en el concurso Coca-Cola con “Cartas a mi padre”. Igualmente ejerce como conferenciante, periodista, relator y poeta.

Convenientemente pergeñada y leída, Ancla en tierra (Ediciones En Huida, 2017),también supone el bautizo de Ruiz de las Cuevas como historiador de Andalucía la Baja. Sin alardes, entreverando conocimiento, intuición y fantasía, la novela se desliza hacia un ten con ten en el que tanto los personajes históricos (los duques de Medina Sidonia o Cristóbal Colón, sin ir más lejos) como los personajes ideados (los principales protagonistas) se revelan tal prismas esclarecedores de acontecimientos y secuencias inverosímiles en primera instancia. En este sentido, valdría considerar la reproducción de una realidad íntima, subjetiva, el reflejo que ésta procura en los individuos y cómo altera su conciencia.

Y es aquí donde radica el secreto de cualquier novela en sí misma, donde la ficción revierte en materia creíble a golpe de tinta sabia. Ancla en tierra abarca este propósito desde su principio: Un joven matrimonio de condición humilde, Lucas y Adela (él, marinero en playa), encuentra en su paseo por la orilla del mar de Sanlúcar de Barrameda el cuerpo de un hombre negro agonizante, recubierto de piezas de oro. Lo llevan a su choza y lo sanan, al cabo del tiempo y con buen cuidado. Eso sí, si el lector no tiene a bien ojear la solapa del libro, tarda unas cuantas páginas en comprobar que la acción transcurre a finales del siglo XV. -A quien esto escribe le ha ocurrido-.


Si se considera de modo novelesco, este detalle ayuda a dar cabida a la imaginación. El esclavo negro moribundo, proveniente de alguna nao surcadora de ignotos rincones (América aún no existía en los mapas), podría trocarse, qué lástima, por un náufrago de cualquier patera de este siglo. Y nada impediría, en fin, que Lucas deviniese en pescador de almadraba, y que, a la sazón, Adela, su mujer, apareciese como artesana y hacedora de las redes. De repente, buena parte de los personajes de Ancla en tierra pasan a ser maleables y se descubren afectados de un espíritu que dista de lo que se entiende como bondadoso y benefactor en cualquier tiempo. Otro acierto, pues, de Ruiz de las Cuevas, el de trasladarnos a una edad y a unas situaciones más o menos improbables, que tienen mucho que ver con las que se dan hoy día. De nuevo, cómo no, las presuntas virtudes del ser humano quedarían en entredicho.

A partir del encuentro de la pareja Lucas y Adela con el negro Jonás, se enlazan episodios que desembocan en traiciones, asesinatos, intrigas…, y en destellos de amor, humor y ternura, los cuales son de agradecer como contrapunto externo de la trama, y que se convierten en una baza que asume con habilidad el novelista.

El desenlace encierra su sorpresa. Desvélelo el lector.

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