Notas de un lector

Simulacro cero

Con “Simulacro cero”, María Luisa Mora, obtuvo la pasada primavera el premio “Nicolás del Hierro”, que anualmente convoca el Ayuntamiento manchego de Piedrabuena

Con “Simulacro cero”, María Luisa Mora, obtuvo la pasada primavera el premio “Nicolás del Hierro”, que anualmente convoca el Ayuntamiento manchego de Piedrabuena; se trata de un volumen, que al contario de lo que pueda dar a entender su título, nada simula, sino quederrama realidades latentes.Y así queda expuesto -como si se tratara de una declaración de intenciones-,desde el poema inicial: “Esto nunca ha sido un simulacro./ Es la vida/. No hay red abajo (…) Porque esto es la existencia./ No valen simulacros./ Sólo una vida./ Una oportunidad para la muerte”.

     En estas páginas de vida y de muerte, de anhelos y de tristuras, encontrará el lector una virtud principal: la difícil sencillez con la que la poesía nace y crece desde el alma del sujetolírico, silenciando en todo momento lo superfluo,  para dejar paso a la esencia vital de un verso original, poderoso, pleno de atractivos. Sabedora de que el poeta ha de buscar su propio eco, tratar de plasmar un espacio y un tiempo que vislumbre los dones del asombro, el decir de María Luisa Moraquiere respirar frente al fiero monstruo de la desesperanza “… aquí estás,/ de nuevo, contemplando/ el humo de tu propio corazón/ empapada por la niebla/ que disuelve el poso de tu vida”.

     Dividido en tres apartados, el poemario puede leerse como un cántico unitario, en donde un halo de derrota, de pesimismo, de desarraigo, crece y se desploma frente a las puertas de la nostalgia.El ayer que aún late en sus adentros, las sobresalientes figuras del padre y de la madre -con quienes ajusta cuentas, cariños y sinsabores-, el frío vital que cala los huesos y que como un látigo agita los pensamientos, la incertidumbre del mañana, insolidario …, van poblando estos textos, al par de un verbo vívido y sugeridor: “Sin cariño tú no podrías vivir./ No eres la única./ Querer es parecido/ a respirar: se inhala/ suavemente, luego/ se pide un poco más, un poco más,/ un poco más…”

Las citas que abren cada sección, tienen un claro acento hispanoamericano, pues Pizarnik, Neruda, Vallejo y Borges son el pórtico que inaugura cada parte. Llevado por estos cuatro geniales escritores, mi memoria me ha conducido hasta otro grande, Mario Benedetti, quien en su poema: “Ese gran simulacro”, escribiera: “en el fondo el olvido es un gran simulacro/nadie sabe ni puede -aunque quiera- olvidar/ un gran simulacro repleto de fantasmas”.
No hay olvido, no, en estos versos de María Luisa Mora, ni apariencia, ni imitación, sino autenticidad que nace desde el  emocionado itinerario que le dicta el alma, desde la impenitente cotidianeidad que la envuelve. Más los que sí merodean por las esquinas de su habitar, muy próximos a su quehacer,son los espectrosbenedettianos, los cuales, parecen sumergirse en uno de los poemas más redondos y conseguidos del conjunto, el titulado precisamente “Fantasmas”.

Sugerencia y pureza verbal, al cabo, son las claves en el decir de María Luisa Mora; una poetisa que busca en la palabra el tacto de las cosas, una palabra que sea a su vez, turbadora, precisa y reveladora del acontecer, de la pulsión interna que convierte su verbo en poesía y libertad.

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