Un hombre de plata

Días atrás nos dejaba Juan Luis Valdés. Paisano de Paquirri, pues nació en Zahara de los Atunes, su vida es digna de ser conocida por plural y polifacética. También por su intensidad, pues vistió de luces y eso evidentemente marca la identidad de las personas que han salido de casa para jugarse la vida en un ruedo una tarde sí y otra también.


   Marchó de Cádiz a Madrid y allí se codeó con todo el toreo de la época que por entonces tenía en la Plaza de Santa Ana su punto de encuentro, haciendo que en cada uno de los confines de la Plaza se hablase de toros pues allí se daban cita profesionales y gente del toro, siendo posible a veces salir de allí colocado en una cuadrilla para una fecha próxima. De aquello sólo queda la cervecería “La Alemana”, donde los partidarios de Dominguín se concentraban partiendo de la base que el propio Luis Miguel frecuentaba aquello.


   Al residir en Madrid se prodigó en las plazas del Tiétar o lo que es igual: el “valle del terror”.Allí donde el que quiere ser torero se curte obligadamente por enfrentarse a reses de un trapío pavoroso. Y en esos años compaginó el toreo con el cine al intervenir como especialista en escenas complicadas en películas tan conocidas como “Doctor Zhivago” o “La caída del imperio romano”.


   Eficaz capotero en la brega, ágil banderillero y certero con la puntilla. Toreó con figuras del toreo de entonces pero lo curioso y llamativo en él es que se enroló en la troupe que conformaba el mejor espectáculo cómico taurino de la historia como ha sido, es y será “El Bombero Torero”. Así, actuando como torero de plata en la siempre necesaria parte seria de este espectáculo pisó todas las plazas de España y fue de esta manera como llegó a Jaén, donde se quedó y formó su familia junto a Capi Pérez, hija del recordado taurino local Pepe Pérez.


   En Jaén trabajó en la Diputación, siendo por ello muy conocido entre los jiennenses por su simpatía. Me cuenta Salvador Santoro que compartir un rato de tertulia con él era sinónimo de disfrute por lo mucho vivido en los ruedos y la sabiduría acumulada durante tantos años.


   Desde aquí modestamente un recuerdo a quien habiendo nacido en el extremo opuesto de Andalucía acabó siendo un jienense más, pero distinto al resto por el simple hecho de haber sido torero. Algo al alcance de unos pocos y si su nombre figura entre las páginas del Cossío evidentemente será por algo.

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