Sabandeños

Hicieron grande al pequeño timple. La isa y la folía fueron el soporte en el que apoyarse, se arroparon bajo la manta y unieron sus voces bajo una sola. La finca Sabanda en La Punta del Hidalgo fue el punto de partida, el inicio de un camino de casi cincuenta años siendo el altavoz musical de las Islas Canarias bajo la dirección del abogado, periodista, político y musicólogo Elfidio Alonso. Hablo de Los Sabandeños. Crecí pasando horas y horas oyendo repetidas veces aquellas viejas cintas de casette que hoy día han pasado a mejor vida. Descubriendo la versión más latinoamericana del grupo con temas que siempre han sido auténticos clásicos: “Alfonsina y el Mar”, “Magdalena” o “La Muralla”.  Aquellos primeros compact disc que durante algunos veranos fui recibiendo por parte de mi familia de Las Palmas me dieron la posibilidad de ampliar repertorio y sumergirme, poco a poco, en el riquísimo folklore canario. El viaje que con doce años hice precisamente para visitar a mi familia canaria, en Arucas, resultó decisivo para terminar de empaparme de su música al traerme un buen cargamento de discos de su música. Mi tío Potín hizo el resto, contagiándome su pasión por la música sabandeña regalándome discos desde entonces hasta hoy. Comprenderán ustedes que si el tiempo no lo impide, ni otra circunstancia del tipo que sea, el sábado acudiré al Infanta Leonor a disfrutar de “Los Sabandeños” por tercera vez en mi vida. Precisamente su última actuación en nuestra ciudad guarda para mí una historia que no me resisto a compartirles. Actuaron en Jaén por San Lucas y esa misma tarde, tras ver a “Antoñete” bordar el toreo al natural en un palmo de terreno con el toro “Caradura” de Victoriano del Río, me colé con mi amigo Vicente Ruiz en la prueba de sonido del concierto. Del Coso al Auditorio, todo ello en La Alameda. Para dos chavales como nosotros, amantes de la música latinoamericana, aquellas dos horas que pasamos junto a una treintena de músicos canarios fue todo un privilegio. Ellos alucinaron con nosotros, por lo inusual. Nosotros con ellos, por su amabilidad. A la semana siguiente, en el patio de Maristas achicharramos a todos nuestros amigos contándoles nuestra experiencia con el grupo, que por cierto ha variado en su formación en los últimos años, con la salida de componentes y el ingreso de nuevos sabandeños. Especialmente sentiré la ausencia de Manolo Mena, fallecido en 2009, un solista que dejó huella en su música, una música que a su vez ha dejado una impronta enorme entre quienes hemos pasado por la Tuna porque la influencia sabandeña es innegable en nuestro repertorio. Y precisamente uno de esos talentos anónimos que se suelen dar cada cierto tiempo entre las tunas, Sergio Núñez, será quien acompañe al grupo canario en su cita del sábado. Salido de entre las filas de la Tuna de Ciencias de Granada, él formará parte de un espectáculo que ,seguro estoy, llenará a reventar el teatro el próximo sábado y al salir, por Millán de Priego con la noche ya vencida tendremos como deseo próximo aquello que probablemente cantarán “Los Sabandeños”, con la letra del inolvidable Manuel Pareja Obregón, tío de mi amigo Martín “Quiero que el mar me lleve/ para Canarias/ y rezarle a la Virgen/ de Candelaria”.

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