Me queda la palabra

Verano en Rota-2017

También es de agradecer que El Molino vuelva a ser considerado por el gobierno municipal como un barrio de Rota, la gente está contenta con ello...

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En Rota la hostelería sigue campando a sus anchas por calles y plazas que han quedado para su uso exclusivo con el beneplácito de las generosas autoridades municipales que les otorgan todas las facilidades; excelente oferta gastronómica, bien recibida por la parroquia, indígena y foránea; deplorables condiciones laborales, aunque, no voy a generalizar, porque hay honrosas excepciones, pero ni de estas ni de las primeras pienso citar ningún ejemplo.
En tanto, el colectivo de playas y limpiezas, como en todo luces y sombras, desde quienes se dejan la piel por hacer su función en condiciones, hasta quienes cuesta saber si la rentabilidad de su trabajo es superior a cero; aparte recordemos de pasada las manías persecutorias del curioso espécimen de edil hacia determinado grupo de profesionales, aquí tampoco daremos nombres, pero ¿es lo mismo ver esos jardines del paseo marítimo de la Costilla que son una gloria, que nunca han estado ni parecidos, que ver el reguero de pintura blanca vertida por un vehículo municipal que ha puesto hechos un cristo los paseos marítimos y algo más, a pesar de que numerosas personas advirtieran y avisaran?, pero bueno como paga el pueblo, pues eso...como el que oye llover.
Sin alejarnos del lugar, y como año tras año, con la vieja derecha de Eva y de Lorenzo, con la “izquierda susanista” de Javier, el despropósito del carril-bici. No informa ni Dios de la normativa de uso así que cuando alguien, educadamente o no, se lo recrimina a algún desinformado usuario, sobre todo veraneante, este o esta no sale de su asombro. Bueno ha sido que la reacción de cuantas personas de estas he informado haya sido muy receptiva y amable, excepción hecha de algún energúmeno, de aquí por cierto desgraciadamente: ni peatones pueden estar tranquilos, ni ciclistas ejercer sus derechos en su horario reservado: el caos de costumbre. ¿Es que no se pueden poner carteles, grandes y visibles, con las normas de uso y evitar problemas? ¿Acaso es imposible que la desidia municipal se ocupe de tan complicada tarea?
Como tampoco es cuestión de quedarse con este mal sabor, agradecer la bolsa de aparcamientos disuasorios a la entrada al lado del hospital fantasma, muy buena iniciativa. Rota está mal de aparcamiento en cualquier época, pero en verano...¡para qué decir!
Como de costumbre, encomiable esfuerzo por parte de Cultura por ofrecer una buena programación; positivo el nuevo concepto de Feria de la Urta, más cercana a la gente; como bueno es señalar las iniciativas en competiciones deportivas, aunque cueste circular por el paseo marítimo, multicolor de pintura blanca, manchones negros de chicles, inequívocos vestigios del chorreante esperma cerúleo de la enésima procesión, oscuras manchas grasientas de mangla y otros sedimentos, naturales o artificiales, orgánicos o inorgánicos, de origen animal, aunque siempre irracional, frutos de la mala educación y la poca dedicación: bueno, que el que algo quiere algo le cuesta. También es de agradecer que El Molino vuelva a ser considerado por el gobierno municipal como un barrio de Rota, la gente está contenta con ello y para no ocultar nada hasta de las ratas parece que se están ocupando.
Lo dicho: malo, lo de siempre; bueno, siempre se agradece el trabajo y las buenas intenciones.

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