Me queda la palabra

Zapatero

Zapatero, fiel a sí mismo, se ha comprometido en aportar todo cuanto pueda por mejorar el mundo.

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Si pretendiéramos buscar dos temas, posiblemente los más recurrentes desde hace tiempo, si no tenemos en cuenta la corrupción, podríamos decir que pocos serían quienes no coincidieran en Venezuela y Cataluña.
Ambos son temas tan citados y de profundo análisis que no tendrían cabida por su amplitud en un texto corto como  debe ser este. En cambio son ideales para mostrar el talante del protagonista de este escrito. De toda persona con voluntad de informarse es conocido el acto celebrado en las instalaciones del grupo Vocento al que asistieron los tres últimos expresidentes. El objeto de debate era Cataluña y, en especial, los últimos movimientos de sus dirigentes en busca de la declaración unilateral de independencia. Como no podía ser de otra manera, los tres coincidieron en que no eran partidarios y que mostraban claramente su oposición al proceso. Pero en lo que hubo diferencias significativas fue en la respuesta que tendría que ofrecer el estado y el tono de la misma; mientras F. González y J. M. Aznar, como si fueran de la misma orientación, tuvieron una perfecta sintonía, recomendando sin ningún problema los medios más contundentes para parar la consulta soberanista. Felipe, con su “gracejo acostumbrado”, lo trató de “bodrio propio de Maduro” y se mostró partidario del uso del 155 de la Constitución; José Mari coincidió, según sus palabras, en un 97% con Felipe, apostó también por el 155 y nos regaló aquello de “No se pueden vulnerar las leyes, sin consecuencias”. El tercero de ellos, José Luis Rodríguez Zapatero, mostró una cara muy distinta; sin renunciar a su postura, clamó por el diálogo y el respeto político, como el camino más sensato y de mayor eficacia.
En el segundo de los temas, Venezuela, Zapatero ha presentado una imagen, opuesta  la de los dos anteriores, y en lugar de perderse en declaraciones y dar leña para que se extienda el fuego, ha tomado el toro de la negociación y de la conciliación por los cuernos y ha conseguido la liberación de Leopoldo López, recibiendo las felicitaciones de los dos bandos; tanto el gobierno de Maduro como los opositores han reconocido sus logros y le han agradecido sus esfuerzos por el acercamiento. Nadie dice que el problema se haya solucionado, no hay varitas mágicas; pero sí es mejor dar pasos para la normalización que darlos hacia el conflicto.
De Zapatero se podrá decir cuanto se quiera, pero por mucho que gente obtusa se empeñe machaconamente nadie puede tapar los avances en materia de libertades de su gobierno. Zapatero, fiel a sí mismo, se ha comprometido en aportar todo cuanto pueda por mejorar el mundo.
Gracias, Presidente.

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