Me queda la palabra

World Pride

El World Pride ha proporcionado una enorme inyección de prestigio a la Marca España.

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Comienza este texto cuando aún resuenan en nuestros oídos los ecos de los actos que el Ayuntamiento de Madrid, y también la Comunidad que han caracterizado el World Pride de Madrid, santo y seña de la celebración más explosiva de la fiesta LGTBI mundial.
El éxito en participación y en ejercicio de la libertad, impensable poco años atrás en estos lares, ha venido acompañado de un éxito económico mayúsculo que ha demostrado más que nunca la rentabilidad de un evento como este. Solo la llegada de cerca de dos millones de personas a la capital da una idea de la dimensión del logro para la economía madrileña. Pero el dinero no es lo más importante, el World Pride ha generado un ejercicio sano de libertad, un modelo de tolerancia, una aceptación natural de la diversidad y una apertura de conciencia en la sociedad en consonancia a lo bien que se han hecho las cosas, que ha proporcionado una enorme inyección de prestigio a la Marca España. Hemos quedado como un ejemplo de país que en menos de cuarenta años ha pasado de los recuerdos más oscuros, sórdidos y siniestros de un país mojigato, fanático y represor, a ser la envidia en cuanto a consideración y ejercicio de la libertad de las personas, en la aceptación incuestionable de las diferentes concepciones de las relaciones sentimentales, afectivas y sexuales. Lejos van quedando las leyes represivas, el desprecio al diferente, las conductas reaccionarias, agresivas de una manera u otra en su mayor parte. Estos días hemos demostrado que en esto de la libertad podemos estar a la cabeza. Hoy por fin España no es famosa por sus defectos: por la corrupción, por la desigualdad, por la disminución de derechos, ni por sus bajos resultados en el informe PISA, etc.
Además este World Pride nos ha traído agradables sorpresas. Es cierto que la mayor parte de nuestros partidos políticos habían apostado por ello desde hace tiempo, pero este año en la manifestación reivindicativa no ha faltado nadie. Ha sido especialmente satisfactorio ver como miembros destacados del Partido Popular, como Javier Maroto, Andrea Levy, Borja Semper o Carlos Izquierdo, encabezaban la pancarta o estaban en primera línea, con Pablo Iglesias, Albert Rivera, Ángel Gabilondo, Juancho López de Uralde, Begoña Villacís, Rita Maestre, Xavi Domenech, Celia Mayer y más. El PP, muy por delante de esos trasnochados y reaccionarios que aún destilan odio y veneno contra el colectivo LGTBI, como esos curas y obispos que recurren a los cuentos de Calleja del pecado para ir en contra del vendaval de libertad que empuja al Orgullo. Bienvenido al PP; ese es el camino.
Se nos queda en la memoria con un regusto amargo lo que fue y el buen sabor de haberlo superado: la obstinación de los poderes fácticos por mantener hasta los años noventa la famosa por lo sádica Ley de Vagos y Maleantes donde encuadraban a quienes vivían su amor y su sexualidad de forma diferente a la regla oficial; pero también en el lado positivo la excepcional etapa de libertades que llegó con Zapatero en la Presidencia del Gobierno de nuestro país. Seguro que quedan más con muchos más méritos que debieran ser recordadas, en su nombre citar a Pedro Zerolo. Nuestro agradecimiento a todas estas personas. A la hora de recordar no podemos olvidarnos de la alcaldesa, de Manuela Carmena, la que dijo “Améis a quien améis Madrid os quiere”, entregada a que Madrid y el Orgullo estuvieran a la altura de lo que todas y todos merecían, dedicando lugares emblemáticos de la capital para hacer más brillante este World Pride: Plaza del Rey, Puerta del Sol, Plaza Pedro Zerolo, Puerta de Alcalá, Plaza de Colón, Plaza de España, Calle Pelayo, Plaza de Chueca, Madrid-Río,… marcos incomparables para un hito único. Tampoco se puede olvidar a Cristina Cifuentes, Presidenta Popular de la Comunidad de Madrid, que ha mostrado una actitud y una disposición encomiables y que no ha desentonado con el resto.
Acercándonos al final reconocer la labor de los medios de comunicación: la apuesta decidida y generosa de La Sexta, sin duda la televisión de la libertad en este país; pero también han habido  otros medios, es emocionante ver como la portada de ABC no pone ni un reparo; otros, que no voy a citar, destacan en titulares las 445 personas atendidas por el SAMUR o las 469 toneladas de basura, no merecen la pena.
Para terminar, de pasada para no amargar algo tan dulce: decir que todavía hay decenas de países, que multan, encarcelan e incluso matan por considerar delito otra forma de amar. No piensen que los voy a citar: lo haré cuando cambien.

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