Estimables compatriotas:
No puedo dejar pasar la ocasión que me brindan las elecciones primarias de vuestro partido para dirigirme a ustedes. Como en la carta en que me dirigía a otro colectivo, quienes votan a la derecha en España, os quiero expresar mi más profundo respeto a vuestra decisión y no voy a ser yo quien os destaque la importancia de esta para todo el país, pues eso ya lo sabéis.
Hace apenas unos minutos que terminó el debate entre las tres personas por asumir la Secretaría General del PSOE y, como era de esperar, no se ha descubierto nada que no se supiera. Cada cual ha defendido su postura con mayor o menor acierto y se ha dedicado, como no podía ser menos, a denostar a su rival. Sí, sí, a su rival, porque tanto Díaz como López han cargado contra Sánchez y éste contra la presidenta de la Junta.
Lo mejor de Pedro ha sido ignorar en lo posible a P. López, pues alguien que te abandona y se presta a cumplir la labor de desgaste de tu candidatura con los argumentos que tú has defendido, sumándole que se ha lucido en su agresividad hacia el madrileño, no se merece ni que se le escuche. Si algún mérito tiene es que ha cumplido a la perfección la tarea sucia que la gestora le ha encomendado: Judas es el nombre más adecuado.
En torno a estas primarias cada pretendiente juega sus cartas como mejor le parece. Eso es lo normal y nadie podría esperar algo distinto. En cambio, sí son precisos algunos matices que caben señalar para que quienes vais a decidir no lo hagáis carentes de suficiente información. Uno de los caballos de batalla contra Sánchez, quizás el más utilizado, ha sido los resultados electorales. Quienes lo emplean mienten y lo saben. Ningún otro candidato, ni ninguna otra candidata, podría haber sacado unos resultados mucho mejores, un mínimo arriba o abajo no es nada con este sistema electoral. El verdadero problema del PSOE de Zapatero, y por consiguiente de sus
continuadores, estriba en que en 2004 una enormidad de personas confiaron en él para librarnos del intrigante de las Azores y de sus mentiras, pero el desatino de entregarse a los poderes europeos en la segunda legislatura no se le perdona ni a él ni al PSOE donde prácticamente todo el partido comulgaba con sus claudicaciones. Aunque esto sería suficiente razón para explicar la desafección con el partido rosa la irrupción de los dos partidos emergentes, Ciudadanos y, sobre todo , PODEMOS, hace comprensible que estos resultados fueran los que fueron e incluso pudieron ser peores. La tarta se tiene que repartir entre más y ambos partidos citados han recogido casi toda la decepción con el PSOE. Gane quien gane, mucho tiene que cambiar España para que las quimeras del nuevo PSOE se hagan realidad.
Otro tema a tener en cuenta es el futuro. Dependiendo de quien salga las estrategias de posibles pactos se inclinarán a un lado u a otro, si es que se quiere gobernar para solucionar los problemas que urgen a este país. Si gana Pedro Sánchez, puede que trate de atraer a C´S o puede que lo intente con PODEMOS, sirviéndose de los nacionalistas de uno u otro signo, y si fueran capaces de convencer a todos ellos. Si no, es prácticamente imposible desbancar al PP, que a pesar de sumar escándalo tras escándalo sus resortes se mueven y consiguen que mantenga de forma inverosímil sus expectativas de voto. Si sale Susana, no creo que tenga la desfachatez de querer acercarse a PODEMOS, a quienes han declarado como el enemigo público. Nadie, ni es sus más idílicas fantasías, sueña con un PSOE con mayoría suficiente en muchos años, si es que alguna vez vuelve a ser alternativa.
A la gente de PODEMOS nos vendría muy bien que ganará Susana porque el electorado progresista tardaría poco en abandonar a quien defiende la unidad de acción con el PP. Felipe, el mentor de esta señora, no se cansa de decirlo. No hacen falta más explicaciones.
En cambio, si Pedro vuelve a presidir el PSOE, con el aval mayoritario de las bases, toda la caterva de intrigantes que apoyan a Susana se verían descolocados y perderían casi toda su nefasta influencia. Todo ello permitiría un acercamiento con los demás, incluso con los nacionalistas, ya que con su ambigüedad Sánchez ha demostrado que puede ofrecer algo a estos a lo que Díaz se niega de forma categórica. Emulando a alguien muy grande, amigo mío, “Blanco y en Botella...”
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