Me queda la palabra

A-Con-Fe-Sio-Nal

Es un razonamiento totalmente coherente considerar que la misa solo representa a una parte de los españoles, aunque sea mayoría.

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La Constitución Española declara que España es un estado aconfesional. En el Título I Artículo 16 se puede leer, entre otros aspectos del tema “Ninguna confesión tendrá carácter estatal...”. En el DRAE se define “aconfesional” como “Que no pertenece o no está adscrito a ninguna confesión religiosa.”
Partiendo de esta base lo que cualquier ciudadano o ciudadana opine sobre religiones con tal de mostrar respeto no ha de ser motivo de escándalo. Demasiados motivos muchos más serios existen para escandalizarnos y parece que solo aquello que interesa es lo que se saca a colación. Indudablemente se busca un rédito, eso es cosa sabida, pero será bueno hacer puntualizaciones.
Desde PODEMOS se ha pedido que se retire de la programación de TVE la misa. La propuesta ha sido rechazada por parte de otros grupos como PP y PSOE. Hasta aquí, lo normal: una mayoría se opone a una idea minoritaria y así funciona el sistema: nada que objetar.
Otro asunto son las explicaciones que se han dado para justificar la negativa. El Parlamento representa a la sociedad española y como tal debe atender a los intereses de esta, y no hay mayor argumento que lo que la Constitución dice. Si partimos de ella es un razonamiento totalmente coherente considerar que la misa solo representa a una parte de los españoles y por tanto, en un servicio público, como lo es la TVE que se paga con dinero de todos los españoles y todas las españolas, la misa no deja de ser algo que no es de interés general, aunque sea mayoritario. La principal razón que aducen quienes defienden la permanencia del rito católico es que la amplia mayoría de los habitantes de este país se declara como tal. Si partimos que el bautismo se le adjudica a una gran mayoría, más por tradición que por convicción,  y que las posibilidades de abandonar la iglesia católica de forma oficial resultan casi nulas, solo hay que comprobar las tremendas dificultades y las enormes barreras burocráticas que esgrimen las autoridades eclesiásticas católicas a quienes solicitan la apostasía, muestran que no se juega muy limpio. En cuanto a lo de las mayorías son hechos más que discutibles: se viene observando según datos del CIS que el porcentaje de católicos, si bien sigue siendo mayoritario, ya no es lo que era cuando el régimen y la iglesia eran prácticamente dos patas de la misma mesa. Hoy en día se habla de entre un 60 y un 70%, según los años, aunque de ellos solo un 13,9% acude a misa, termómetro fiable de la religiosidad; el número de vocaciones desciende de manera radical y de no ser por las personas religiosas del tercer mundo los seminarios y conventos se las verían y desearían para llenarse. Otra cosa que expresan los datos que es en zonas más deprimidas donde es mayor el grado de religiosidad y que dependiendo de la formación académica disminuye el número de personas creyentes. También dicen que España es el 5º país del mundo con mayor porcentaje de ateos, por detrás de China, Hong Kong, Japón y la República Checa: en torno a un 26% entre ateos y agnósticos. Otro dato sintomático que de los matrimonos celebrados en los últimos años, el 63% son civiles, solo en Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha son mayoría las bodas católicas.
Todo esto nos conduce a deducir que sería lógico que se respetara a quienes no tienen creencias religiosas que como se comprueba no somos bichos tan raros. Igual la solución pasaría porque de la misma manera que hay programas religiosos, mayoritariamente católicos, los hubiera también donde  se pudieran explicar los fundamentos en que nos basamos quienes tenemos otro concepto ideológico sin que nadie se llevara las manos a la cabeza.
Pero volviendo al revuelo que se ha suscitado con la propuesta de suprimir la misa no es de extrañar que quienes piensan en consonancia con la postura oficial defiendan el privilegio del que gozan. No basta con que se diga, y es muy cierto, que existen emisoras confesionales que ofrecen la misa a quienes la quieran seguir, sin necesidad de mantener la situación actual a todas luces injusta. La gente que presume de católica, sería bueno que todas estas lo fueran de verdad, como el papá Francisco por ejemplo, sale a los escaparates como el caso del ABC a lucirse, diciendo que ellos van a misa, en tanto que no es bien recibido quien manifiesta la postura contraria.
Seguro que también se sienten molestos cuando se denuncia por parte de los partidos progresistas, aparte de la misa de los domingos por TVE 2, la Financiación de la Iglesia, la Exención del IBI, los Fondos que recibe la Conferencia Episcopal, la Apropiación de Edificios Públicos, como la Mezquita de Córdoba y otros,  y que no se fiscalizan los fondos que recibe  por el Tribunal de Cuentas.
En resumen, lo malas que son las gentes de PODEMOS.

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