Me queda la palabra

El Rastrillo del Molino

Mientras se hace realidad aquello del tango “Ya vendrán tiempos mejores” que todos podamos continuar y que vayan viniendo con ideas como esta.

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¡Qué gran idea la de la Asociación de Vecinos “El Chorrillo” la de crear un mercadillo para que quienes no podían conseguirlo de otra manera arrimar un pellizquito a la maltrecha economía familiar, a base de poner al alcance de cualquiera que lo desease todo aquello que en tiempos fue objeto de ilusión y disfrute!
Puede que hoy en día se haya ido mercantilizando en parte, pero la necesidad sigue siendo el eje que vertebra la oferta del rastrillo dominical. En él puede encontrar la persona interesada variedad y cantidad de mercancías curiosas a precios irrisorios, que cumplen con la dignidad de haber dado un paso por darle cara a la vida en este duro camino de la época actual.
Tantos y tantos productos que llama la atención a quien lo visite por primera vez: ropa, calzado, loza, vajillas, cubiertos, vasos, herramientas, juguetes, discos de vinilo y cd´s, cintas de cassette, aparatos eléctricos y electrónicos, libros, macetas, revistas, macetas, tebeos, adornos, flores, colgantes , zarcillos, llaveros, pañuelos, gorros... y un sinfín de etcéteras. Acompaña a la mercancía la buena disposición de vendedores y vendedoras que cada vez aprenden más a costa de largas jornadas calurosas o frías, húmedas o ventosas, y con grandes dosis de entusiasmo y estoicismo. Todo sea por vender algo que es el fin.
Por encima, el ángel custodio, el alma generosa de este mercadillo que siempre aparece para ordenar el tinglado y para regalar buenas palabras, Joaquín Galea, el presidente de la asociación y alma de la misma; inagotable productor de ideas e infatigable luchador en ponerlas en práctica.
Y con todo ello y un poquito de arte roteño las mañanas dominicales cobran contenido en un marco inmejorable.
Pocas veces se encontrará mejor entorno para un mercadillo popular. Con los ojos puestos en la bahía siempre se pueden mejorar las cuitas y si no es buena la disposición de la gente para adquirir aquello que vendes, la esplendorosa luz de la mañana, aunque a veces tamizada entre nubes, siempre será alivio para la decepción de no cubrir los objetivos.
Mientras se hace realidad aquello del tango “Ya vendrán tiempos mejores” que todos podamos continuar y que vayan viniendo con ideas como esta.

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