Me queda la palabra

Tacticismo

¿El Señor X quiere ayudar al PSOE o quiere acabar con él?

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Si alguien se decide a buscar el significado de “tacticismo” se encontrará en Google una sola entrada en la que se dice claramente que esta palabra no la recoge el DRAE. En la reseña nos indica que han sido los periódicos, cita en concreto a El País, quienes se han inventado el término. Otra más a poner de moda como ocurrió con “ordinalidad” que el siniestro Rubalcaba se sacó de lo manga o con “certibilidad” parida por Rafael Catalá.
El impasse que venimos sufriendo a la espera de que entre nuestros políticos alguien se decida a poner las cartas sobre la mesa y mueva las fichas para que exista alguna opción que nos saque de esta incertidumbre que genera la falta de un proyecto de gobierno, según todas estas lumbreras que nos iluminan, tiene un nombre y que, por lo que vemos, aceptan en definir como “tacticismo”. Esta estrategia, que no era tan dificil encontrar una palabra apropiada, mediante la cual cada uno se va escondiendo para ver como responde el oponente, amenaza con eternizarse y hacernos más larga la espera. Este juego insulso de “el gato y el ratón” ha tenido en esta esperada semana otro decepcionante episodio. El señor Rajoy, atemorizado por la ausencia de apoyos externos, pasó de la intención de presentarse a la investidura a declinar la invitación que el rey le hizo en la última de las entrevistas con líderes de los partidos con representación parlamentaria, previos a la necesaria sesión. El argumento tan manoseado de que quien gana las elecciones debe ser quien afronte la investidura se diluyó en el pánico escénico a llevarse la decepción de lo que ya sabe: la forma de gobernar de su partido aleja a cualquiera que no comulgue con las políticas que ha practicado en estos cuatro años. Sorprendente, sí; comprensible, también. Lo que no resulta coherente es que,
al día siguiente, ante el asombro de todo el mundo, incluidos sus propios votantes, venga a contarnos que él no ha tirado la toalla y que está dispuesto a ser presidente del gobierno. ¡¿Y?!
Todo esto no es más que “tacticismo” han determinado las lumbreras habituales.
Pero no solo esto. Pablo Iglesias, recién salido de la entrevista con el rey, celebrada en la mañana del mismo día que la del Sr. Rajoy y la del Sr. Pedro Sánchez, aunque con el enorme desagrado de muchos miembros de su partido, lanza un órdago que, por mucho que lo quieran descalificar quienes también lo meten en el saco del “tacticismo”, rompe de manera directa y contundente con esta pereza interesada que adormece las ansiadas iniciativas. Lo hace a cara de perro, pone sobre el tablero con claridad meridiana lo que ofrece y lo que considera que ha de tenerse en cuenta para avanzar en una solución post-Rajoy. No se esconde en negociaciones a puerta cerrada y propone con una decidida, pero muy respetuosa, declaración de intenciones su ofrecimiento al PSOE para formar gobierno. Aquí no esconde cuáles son las prioridades de PODEMOS para esta sociedad que las necesita como el comer y en base a la coincidencia en éstas con el PSOE, se arriesga a dar el paso que nadie ha dado hasta ahora. Todo ello con el grave riesgo de que somos muchos en PODEMOS quienes para nosotros un pacto con el PSOE sí es una verdadera línea roja.
Bien, pues todavía con todo lo que supone esta arriesgada apuesta, las voces de quienes no tienen más objetivo que descabalgar a PODEMOS de la opción que se ha ganado con sus más de cinco millones de votos, no hacen otra cosa que echar basura encima para que el PSOE no acepte la propuesta. El Sr. Sánchez, aunque descolocado por la sorpresa, no muestra reparo en agradecer la oferta de Iglesias. Pero Pedro Sánchez, curiosamente, algo parecido a lo que le debe haber ocurrido a Rajoy, en el comunicado que saca el PSOE al día siguiente, tacha de chantaje el ofrecimiento de PODEMOS. No cabe la menor duda que los candidatos a gobernarnos, Rajoy y Sánchez, han sufrido la presión del entorno, del aparentemente favorable entorno de Rajoy y del evidentemente discordante entorno de Sánchez. Los medios de comunicación al servicio de los intereses de cada uno de los dos partidos, interpretando la voluntad de quien soporta sus ruinas respectivas, sus mentores financieros, justifican lo injustificable y cargan contra PODEMOS como si fuera un grave pecado decidirse a dar el primer paso.
Pero qué se va a esperar de quienes entre ellos se llevan aparentemente a matar y luego se concilian para que la gran coalición sea la única solución. Del lado derecho del espectro, que del lado de arriba son los dos bandos, ya sabemos cómo se las gastan y de alguna manera nos vamos acostumbrando, vamos que no nos sorprende nada; pero del lado izquierdo, el que durante años abanderó la prensa decente se atreve a cargar contra las televisiones de la “derecha” acusándolas de que ayudan a PODEMOS contra el PSOE ¿Cómo se puede caer tan bajo? Aquí y en otros medios afines, los carcas del PSOE, Felipe González, Guerra, Rubalcaba, Rodríguez Ibarra y los dinosaurios de nuevo cuño, Susana Díaz y su perro de presa, Antonio Pradas, Fernández Vara y demás familia, acometen con fiereza y mejor si con ello se llevan por delante a Pedro Sánchez.
Este es el partido que quiere enterrar las posibilidades de cambio por no juntarse con PODEMOS. No será raro que resuciten la chorrada de la pinza.
Mas como esta investidura es la historia de nunca acabar, la corrupción vuelve a poner contra las cuerdas todas las posibilidades que se le podían dar al PP, incluso la de la gran coalición. Si al final de la anterior ponían un broche negro Gómez de la Serna y Gustavo de Arístegui, embajador en la India, los siguientes casos, Acuamed, el Caso del Borrado de los Ordenadores, por el que se imputa al Partido Popular, o el caso Taula, donde las máximas instituciones Valencianas, Generalitat, Diputación y Ayuntamiento de Valencia, han sido puestas en el ojo de la judicatura por corrupción generalizada, ya en la nueva legislatura. Al PP no le sirve la cantinela de que a todo aquel que se demuestra su culpa es expulsado de partido; el partido gobernante es el paradigma d ella corrupción. Por este motivo Albert Rivera está dispuesto a retirarle su apoyo. Este es el partido que Felipe González promociona para que gobierne con el apoyo, directo o indirecto, de la formación de Pedro Sánchez. ¿El Señor X quiere ayudar al PSOE o quiere acabar con él?
¡Y luego hay quien se cuestiona a PODEMOS! Personalmente puedo haberme sentido traicionado con el ofrecimiento al PSOE, pero el Manifiesto “Necesitamos otro gobierno” que han hecho público veinte intelectuales comprometidos de quienes me fío, sin renunciar en absoluto a mi postura, me han hecho tomar en consideración que ellos, que están mucho más preparados que yo, avalan la decisión de apostar por un gobierno de progreso con el PSOE. Puede que esto suponga mi desconexión con PODEMOS, pero el país necesita de esa política que sin este acuerdo sería imposible: Primero rescatar a la gente, después los principios. ¿No es acaso bastante motivo que veinte personas en este país tengan los mismos ingresos que catorce millones de ciudadanos o que el 1% tenga los mismos que el 70% más necesitado?
Sin duda, la teoría de que ha sido una jugada para poner contra la pared al PSOE me habría resultado más llevadera para mi ego personal, pero me alegro de que se prioricen los problemas de la ciudadanía. Ese es nuestro verdadero objetivo. 

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