Me queda la palabra

TTIP o el Final de la Esperanza

Todos los documentos la Unión Europea deben ser públicos; pero para este caso se establece una excepción, lo que la convierte en una negociación prácticamente secreta. Las negociaciones adquieren grado de confidencialidad y se prescinde del Parlamento, lo que supone un atentado contra la escasa demo

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El 9 de Noviembre de 1989, la humanidad disfrutó la ocasión de marcar en mayúsculas esta fecha: el muro de Berlín cayó esa misma noche. Una nueva página del libro de la historia de la humanidad se había llenado y el tiempo nos invitaba a pasar a otra. Contagiadas por la alegría de aquella gente que renacía a la libertad, apenas nos dimos cuenta de que el hecho suponía el triunfo del liberalismo, y mucho menos de lo que se nos venía encima. En épocas tan convulsas, conscientes de que se avecinaba un tiempo nuevo, hubo quienes aventuraron, por la teoría de los opuestos, que esto significaba el próximo fin del capitalismo y que, al menos caminaríamos de forma casi inevitable, a otro tipo de sociedad. Fue el momento de recuperar la idea del capitalismo con rostro humano, ese que servía a la vieja izquierda para justificar la claudicación de sus principios esenciales y presentar en su lugar su adaptación al sistema de pensamiento único en que nos encontramos, lavando sus vergüenzas ante la gente haciéndonos comulgar con la rueda de molino de que un cambio real era imposible. El monstruo se haría amable...y colorín, colorado.
No tardó mucho el sistema en mostrar sus verdaderas intenciones, que nunca ocultó, pero que nosotras estúpidamente no queríamos ver. Pues tras unos pocos años en que apenas nos parecía darnos cuenta, más por nuestra estupidez que por la prudencia del sistema, que nunca mostraron,  ahora percibimos que esta gente ha perdido todo el supuesto pudor y se ha decidido a imponer sus leyes sin rubor alguno.
Embobados con el chocolate del loro de la construcción europea, no tuvimos ningún empalago en tragarnos auténticos timos como el Tratado de Maastricht que, por ejemplo, consagró que fueran los bancos quienes prestaran el dinero a los estados haciendo de intermediarios entre el Banco Central Europeo y estos, provocando que beneficiándose con los intereses recibidos por el préstamo usurero  las deudas de los países más necesitados sufrieran un crecimiento exponencial.
Maastricht, cuya consecuencia sería el primer eslabón serio para la Constitución Europea, que solo llevaron  a referéndum seis países de los veinticinco que había en 2005, tres de ellos recién salidos del bloque socialista, con resultados típicos de países con poca tradición democrática, en torno al 90 % de síes; mientras España era el único del resto donde se aprobó con un  76 % , Francia y los Países Bajos la rechazaban, lo que sirvió para que el resto se limitara a pasarlo por sus Parlamentos, evitando el previsible fracaso.
Pasada la primera década del XXI, con el agua al cuello por la crisis-estafa en la que nos hundieron, el sistema, seguro de su fuerza y sentando las bases para que en el futuro nadie, a pesar de los justificados motivos que amparan a  la ciudadanía, que pudieran ser un problema para sus intereses, decidió que era el momento para dejarlo todo atado y bien atado.
El 28 de Noviembre de 2011 varios líderes europeos y norteamericanos comienzan el proceso. Está naciendo el TTIP o  Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión. El grupo de trabajo que se crea con este objetivo comienza con recomendaciones a los gobiernos para aumentar el comercio entre USA y la UE. En Julio de 2013 darían comienzo las negociaciones para el TTIP, que estaban previstas culminar en 2014.
Todos los documentos la Unión Europea deben ser públicos; pero para este caso se establece una excepción, lo que la convierte en una negociación prácticamente secreta. Las negociaciones adquieren grado de confidencialidad y se prescinde del Parlamento, lo que supone un atentado contra la escasa democracia de la UE. El acceso a la documentación sobre el TTIP está limitado exclusivamente a los eurodiputados que pueden acceder con un tiempo muy restringido y sin medios que les permita grabar o copiar, salvo un bolígrafo y unos folios, a quienes se les prohíbe difundir información alguna. En esto queda la transparencia del TTIP.
Del contenido que se ha ido filtrando, a pesar de tamañas dificultades, se sabe que son los intereses de la multinacionales los que dictan las negociaciones, para ello se han producido más de cien encuentros con lobistas y grandes corporaciones para negociar los contenidos del tratado.
Mientras tanto los gobiernos nacionales no hacen más que tragar con lo que hay y facilitar el proceso. En España en 2013, PP y PSOE firmaron un acuerdo para apoyar la negociación. La ciudadanía no podrá votarlo: el 6 de Mayo de 2014 el congreso rechazó la propuesta de IU de hacer un referéndum sobre el TTIP con los votos de PP, PSOE, CIU, PNV y UPyD.
El tratado no pretende reducir el nivel de aranceles que ya es muy bajo. Lo que busca es la modificación de la regulación existente en las relaciones comerciales entre USA y UE, favoreciendo a las compañías multinacionales que son las únicas beneficiadas.
Teóricamente crearía 2 millones de puestos de trabajo en UE y USA y el aumento de un 1% en el crecimiento anual (La Comisión Europea lo rebaja a un 0,1 % en el mejor de los casos). La experiencia demuestra que otros tratados de este tipo desmienten las previsiones. Además la Comisión Europea acepta que aunque se pierdan en algunas zonas se crearán en otras. En España, como en el resto de los países del sur, al ser menores los ingresos no se incrementarán las ventas y caerá el empleo, porque los productos extranjeros más baratos no hará rentable su producción en estos países. La industria se concentrará en los Países del Norte, los únicos que podrán competir con los americanos, lo que imposibilitará la reindustrialización al sur de Europa.
USA no ratifica los convenios de la OIT, incluyendo los que se refieren a la libertad de asociación y a las prácticas sindicales. Los gobiernos tendrán que adaptarse a las normas del TTIP lo que exigirán nuevas reformas laborales. La creación del MEDE, que entró en vigor en Julio de 2012 y que protegía la estabilidad financiera por encima de cualquier otro derecho, demuestra que existen ejemplos.
El TTIP suprime el Principio de Precaución de la UE que hasta ahora impide que determinados productos puedan comercializarse mientras no exista suficiente investigación científica que revele su peligrosidad. Para las empresas USA es otro coste a evitar (Los productos alimenticios americanos incluyen transgénicos y emplean hormonas y los cosméticos incluyen substancias prohibidas en Europa). La UE prevé un aumento de 11 millones de Toneladas Métricas  de CO2 enviadas a la atmósfera en contra de todos los protocolos internacionales.USA permite el fracking.
USA no tiene restricciones a dar información de sus clientes informáticos con lo que la protección de datos desaparecerá en la práctica. En USA los servicios públicos son privados y ya sabemos cómo les va a la ciudadanía americana.
El TTIP atenta contra la democracia al conceder mayor protección a las empresas que a la ciudadanía y a los estados. El Tratado incluye la cláusula que permite a las multinacionales demandar a los estados cuyos gobiernos aprueben leyes que afecten a sus beneficios presentes o futuros; en tanto que los estados y la ciudadanía no pueden hacer lo mismo. El TTIP está por encima de las Constituciones, los tribunales de Arbitraje no están constituidos por gentes independientes y se sitúan por encima de los tribunales nacionales. La indemnizaciones que se han tenido que pagar en casos parecidos, no se basan en los gastos invertidos sino en los posibles beneficios.
A grosso modo, esto es lo que con tanto sigilo y oscurantismo nos trae el famoso TTIP. La imposibilidad de retractarse de lo firmado so pena de un auténtica ruina nacional lo complica aún más.  Todo ello obliga a una contestación contundente por parte de la ciudadanía, que perdida en el pequeño circo que adorna la indignación con las vergüenzas patrias, distrae la atención de un asunto muchísimo más grave como es este TTIP.
Como se apuntaba al principio, el capitalismo neoliberal está a punto de sentar las bases para un ejercicio absoluto del poder tras ganar su última guerra. RÍanse ustedes del Gran Hermano de Orwell.

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