Matrícula de deshonor

El Conquero olvidado

Vuelvo a centrar mi artículo en la avenida Manuel Siurot de Huelva, nuestro Conquero, lugar emblemático de la ciudad y en cierta medida, en manos de vándalos

Hoy vuelvo a centrar mi artículo en la avenida Manuel Siurot de Huelva, nuestro Conquero, lugar emblemático de la ciudad y en cierta medida, dejado de la mano política desde hace muchos años, pero sobre todo, en manos de vándalos cuyos objetivos están centrados en romper mobiliarios urbanos, arboleda, pintadas o poner en riesgo a los vehículos que pasan por la zona. La plazoleta frente a la asociación Arrabales se ha quedado, desde hace ya meses, sin una farola ‘viva’ a causa de los simpáticos artistas que llegan en pandillas con piedras para arrasar con todo lo que se encuentran a su paso. Han dejado la zona sin iluminación alguna, siendo un peligro para las cerca de 70 personas que son atendidas cada semana en esta entidad, directa o indirectamente, y aún no han sido reparadas. Quienes paseen por esta plazoleta podrá observar los naranjos en malas condiciones, o ausencia de estos, arrancados o partidos en su base, sin que se pueda hacer nada por ellos. No hay papelera que quede en buen estado, dejándolas incluso en medio de la carretera con los riesgos que eso conlleva. A estas incursiones pandilleras, compuestas por menores que no superan los 15 años, se le añade los lanzamientos de naranjas de los árboles de la zona, que impactan en nuestros vehículos, y que muchos conductores hemos sufrido, siendo un riesgo considerable al que se debe poner fin antes de que la situación se descontrole o tengamos que lamentarnos por algún incidente grave. Dichas naranjas arrojadizas también son lanzadas dentro de algunas casas o en los institutos de la zona, creando alguna tensión con quienes las habitan. Las pintadas marcan toda la avenida, dando un aspecto de dejadez, como el que tiene el templete de azulejos que se encuentra frente al instituto San Pablo, que deja un aspecto lamentable, pues dichos azulejos están rotos, caídos o pintados. El mirador de hierro, que simula una hiedra, aún sigue vallado por el mal estado en el que se encuentra. Las estrechas aceras están ocupadas o levantadas por los grandes eucaliptos y dificultan el paseo de los transeúntes o deportistas que recorren la avenida, que deben asaltar la carretera en determinados tramos. Lo último, la rotura del cartel horizontal de la Ciudad Deportiva, que han roto por mero entretenimiento. En definitiva, entre unos y otros, hemos dejado que este paradisiaco espacio se haya convertido en un lugar muy alejado de lo que debería ser, y en el que Paco Isidro no hubiese cantado su fandango tras ver cómo se encuentra. Esperamos que pronto se inicie esa remodelación tan necesaria con las subvenciones que se han destinado a este lugar, y vuelva a ser el gran balcón de nuestra ciudad en el que disfrutar de las mejores vistas de nuestra tierra.

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