Matrícula de deshonor

Recordando el verano

No puedo dejar pasar la ocasión para expresar la frustración tan tremenda que hemos tenido que vivir en uno de los veranos con más incendios en Huelva

Volvemos a nuestro ritual de costumbre, tras un verano controvertido en nuestra tierra, en la que pocas cosas han cambiado en estas breves vacaciones veraniegas. Aquí nos volveremos a encontrar cada lunes, incidiendo en las cuestiones que marcarán las semanas venideras, en las que seguiré intentando estar a la altura.

Quiero aprovechar este nuevo inicio para refrescar mi memoria destacando algunas cuestiones importantes y, no puedo dejar pasar la ocasión para expresar la frustración tan tremenda que hemos tenido que vivir en uno de los veranos con más incendios en la historia de Huelva, que provocados o no, han marcado este verano, en el que miles de hectáreas se han calcinado; flora y fauna han sido reducidas a cenizas, dejando muchas zonas de nuestra provincia desprovistas de vida y de su típico color.

Destacar también en estos días de supuesto descanso, el serial constante que hemos vivido del chiringuito de La Canaleta en Punta Umbría, que nos ha tenido entretenidos, sobre todo a través de la red y, que aún sigue creando controversia por las formas, el lugar y el fondo, creándose enfrentamientos entre bandos claramente posicionados.

Sin lugar a dudas y los que habéis seguido las informaciones en medios o vía internet, la Ría de Huelva sigue siendo el tema candente, y de una forma o de otra, se convierte en el eje central porque se sigue desangrando Huelva y en el que todas las miradas siguen clavadas, sin que existan cambios importantes que nos conecten a una realidad en la que deberíamos estar ya inmersa, como es el aprovechamiento de ésta para la reconversión a una ciudad turística. Por mucho que intentemos disfrazar la ciudad con paseos en la Ría, mientras las fábricas sigan actuando de forma negligente, como los vertidos denunciados en estos días por el Real Club Marítimo de Huelva, todo quedará en un paseo con miras a una Ría contaminada que seguirá creando repulsa a un turismo que cada año se antoja más confuso, y al que seguimos necesitando para paliar las carencias laborales, cada vez más escasas.

Los fosfoyesos, el Espigón, los lodos contaminantes -sean de quienes sean- vertidos en las balsas, en fin, que nuestro verano de 2017 no ha sido una temporada de la que nos podamos sentir orgullosos y mientras, los onubenses enfrascados en estas luchas, que como otras cientos vividas, acabarán también en el vertedero. Como digo siempre, suerte que cuentan con los santos y permisivos ciudadanos de Huelva, siempre tolerantes. ¡¡¡Gol de España!!! Bienvenidos a la realidad.

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