Hoy concluye una etapa más en este medios de información, una temporada cargada de noticias que ha dado para mucho y con la que me siento satisfecho y orgulloso, no sólo por lo creado, también con el gran equipo humano con el que he compartido mis opiniones semanales, y a los que les he ocasionado algún que otro dolor de cabeza con mi impuntualidad.
Escribir una columna de opinión semanal en Viva Huelva ha sido todo un honor, y me siento satisfecho al seguir aprendiendo con cada artículo, en los que Huelva, generalmente, ha sido mi musa, la que me ha obligado a volcar toda mi pasión por ella y por cuantos la disfrutamos y sufrimos, que no es poco.
‘Matrícula de deshonor’ ha marcado un rumbo nuevo en mi vida, creándome un hábito -en cierta medida oportunista- para expresar aquellas inquietudes que observo y que entiendo preocupan a los onubenses: la sanidad, el paro, adicciones, maltratos, la ciudad en sí, etc. Cada semana, mis palabras han rozado las 5000 lecturas, según la jefa, y aunque es algo que jamás me suscitó interés, hoy me ha hecho sentir orgulloso al saber, que tras las pantallas y en el papel, hay lectores que sienten inquietud por aquello que expreso en Viva Huelva, y que de una forma u otra, son ya 6 ó 7 años compartiendo con mis compañeros de este medio teclas y ratón, y con los que espero seguir, mientras mis dedos puedan continuar tecleando.
Tras este mes de descanso merecido, sobre todo para Virginia González y Edu Siles -mi enhorabuena por el gran trabajo realizado- espero volver con la misma pasión que he intentado mantener, y emprender nuevos proyectos en este medio, que esperamos sigan la misma línea. Un tremendo placer compartir con todos vosotros, y mientras... Sigan leyendo.
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