Matrícula de deshonor

A mucho orgullo

Cualquier evento que sirva como plataforma de reivindicación me parece digna y un acto valiente para todos/as aquellos/as que participan en él

Cualquier evento que sirva como plataforma de reivindicación me parece digna y un acto valiente para todos/as aquellos/as que participan en él, máxime cuando hablamos de derechos humanos; ante esto, la participación cobra para mí dimensiones diferentes, y particularmente, empatizo con excesiva facilidad, abanderando la causa, siempre que las circunstancias me lo permitan. Este hecho también me ocurre con los derechos que exigen en la manifestación del Día Internacional del Orgullo LGTBI, un día no sólo para celebrar la igualdad, la diversidad y casi aceptación en nuestro país -así lo vivo yo-, también para seguir reivindicando esta igualdad en la que aún queda mucho por hacer y, no sólo en nuestro país, también en aquellos en los que no ser heterosexual sigue siendo motivo de odio, persecución, maltrato y en muchos casos, la muerte. Y no son palabras vacías, son realidades existentes que cada día viven miles de personas por el simple hecho de sentir y amar o vivir su sexualidad de una forma diferente a los patrones de conductas establecidos, hombres y mujeres que viven con miedo, amenazados o sirviendo de burla de cualquier ‘marchito’ rodeado de cobardes.

Las redes sociales suelen ser las más reveladoras para entender, comprender y conocer a las personas. Son sus manifestaciones constantes, las del día a día, disfrazadas de irónicas frases, imágenes con doble sentido, o el típico listillo del chiste fácil, las que dejan evidencias de quién es quién en estos menesteres, donde la doble moral pinta de negro más de algún alma y desviste al más pintado. Me horroriza leer en estos tiempos comentarios tan ruines como cobardes que incitan al odio, a la violencia, con trajes blancos, miradas dulces y manos escondidas llenas de piedras. Personas que destrozan personas con palabras fáciles, buscando la aceptación del grupo para sentirse el ‘marchito’ de su manada. Cualquier excusa da pie a su naturaleza cruel y macabra desde una pantalla, sin poder fijar la vista en nadie que pueda responderle como se merece. Son estos indeseables, que sacan de contexto cualquier situación para honrar su viril dominio -imagino que por falta de valor- los que aún nos quedan por hacerles entender la importancia de este día y, sobre todo, lo que implica para millones de personas. Feliz día de la libertad para todos/as, sin olvidarnos de que, al margen de la festividad, que lo es, al margen del enchufe económico que supone, el objetivo va mucho más allá de una imagen en las redes trucada, o fuera de lugar con malas intenciones.

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