Huelva se ha estado quemando lentamente, creando un devastador impacto que sólo el tiempo podrá recuperar. Las llamas avanzaban descontroladas a pesar del gran esfuerzo de profesionales y voluntarios que han arriesgado sus vidas, entristecidos ante el desolador paisaje que las llamas iba dejando. En breve espacio de tiempo fueron demasiados los focos que se originaron, carbonizando a nuestra tierra, mientras la histeria colectiva, el miedo y la desesperación ante tal horror, han confundido tanto a los onubenses que las especulaciones no han cesado de liberarse a través de las redes. Ante estas circunstancias, adversidades constantes que vivimos, sobre todo de magnitudes como la de estos incendios en Huelva, es donde realmente se conocen a las personas, donde las heroicidades, así como las miserias, florecen en órdenes distintas y con sentidos y prioridades completamente contrapuestas. Mientras lees en las redes y medios de información, vas observando quiénes son los héroes y quiénes son los villanos, los que se aprovechan de las desgracias para sacar tajada en cualquier aspecto. Se habla del más rancio populismo, ese que ante dichas adversidades, aprovecha la confusión para desviar el dolor y anidar el odio en sus adversarios, rompiendo esa unificación que debería existir, a favor de intereses particulares y/o colectivos infectados por el poder, el dinero, etc. Es de villano, nunca mejor expresado, de malas personas, de carroñas que prostituyen las desgracias ajenas para fines particulares, “metiendo cuello” de forma tan ruin y canalla, que me avergüenza que estas personas puedan respirar el mismo aire que yo. No cabe duda de que habrá que depurar responsabilidades, que las autoridades competentes tendrán que hacer una valoración exhaustiva de los hechos y tomar conciencia de las necesidades que tiene nuestro paisaje, y aunque tenga que ser tras este tipo de desafortunados incidentes, dotar de mayor recursos, así como invertir más en prevención y seguridad para evitar futuras catástrofes. No quisiera concluir sin dar más sincero agradecimiento a todos/as héroes y heroínas, personas que de una u otra manera están contribuyendo a minimizar el impacto tan devastador que ha sufrido nuestra tierra, y por supuesto, mi repulsa para aquellos/as que dejan florecer esa actitud de villano, que con rima o sin ella, se están coronando.
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