Kilómetros vacíos y llenos de dolor para poder llevar a su hija a Sevilla; en Huelva no la pueden operar. Serán tres semanas largas para toda la familia, que deberán reorganizar sus vidas para poder ayudar a los padres. Serán unos insignificantes 100 kilómetros, una hora larga de incertidumbre, de rabia contenida. Allí no habrá tantas visitas, las distancias evitarán el calor de quienes te quieren, y pocos podrán compartir la angustia de la espera junto a los progenitores. Las lágrimas de los abuelos, ya mayores para viajar, caerán sobre una imagen de un móvil, al que no paran de besar. Serán tres semanas de constante trayecto, de traer y llevar, de noches solitarias en la carretera.
Así es la vida de muchos onubenses, que viven amarrados a enfermedades que en nuestro hospital no tienen cabida. Los pacientes de Huelva no merecen ser atendidos/as con la misma calidad que en otras ciudades Españolas, se sienten abandonados y casi olvidados por nuestros mandatarios, que han posicionado a esta ciudad a categoría de tercera.
Es triste que a pesar de la insistente y constante exigencia de los ciudadanos de Huelva, a través de manifestaciones y quejas, sigamos en esta situación sin que se observen cambios aparentes, y no hablo sólo de saturación, de falta de personal, de higiene, etc., es un todo, es una falta de respeto a esta ciudad acomplejada, que está rompiendo con el conformismo y que no está dispuesta a dejarse ningunear.
La Sanidad en Huelva sigue siendo una asignatura pendiente, y los onubenses no están dispuestos a permitirlo, a sufrir dicha indiferencia. Huelva se merece una sanidad digna y seguiremos luchando hasta conseguirlo.
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