Da la sensación de que se ha tomado poca consciencia de esta frase, parte de todo un entramado que debería poner en jaque a la Monarquía, una monarquía corrupta que día a día el azul de su sangre va tornándose gris.
Estaba claro que Cristina no entraría en prisión, un hecho que pondría al Rey en una posición muy complicada y que, tras los últimos devaneos sacados a la luz de su padre, la situación monárquica no pasa su mejor momento. En esta coyuntura, es donde el pueblo, siempre soberano, está hablando, vociferando a cajón abierto sus deseos de acabar con una estructura arcaica que pende de un hilo, del que aún da miedo tirar.
Estos hechos dejan claro que la ley no es igual para todos, y a pesar de la absolución de la Infanta -un hecho indignante que pasará factura- los españoles no estamos dispuestos a pasar página y olvidar que nuestros máximos dirigentes, formados y viviendo de nuestro dinero, nos tomen el pelo de esta forma tan vil.
Cabe destacar, que los seis años y tres meses de Iñaqui Urdangarín no son suficiente para acallar las voces que exigen equidad, dándose una visión de mero trámite para pasar página. No olvidemos, que al final de toda esta historia, a la infanta le sale a devolver -y sin que se le metiera mucho los dedos- recuperando casi la mitad de los 587 mil euros que entregó como depósito, un dato que deja claro que ser canallas, no implica la necesidad de serlo.
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