Matrícula de deshonor

Huelva no es lo que era

Esta una de las frases más comunes que se oyen entre los onubenses y, dadas las situaciones constantes que estamos viviendo, debo aceptar que es una realidad

Huelva ya no es lo que era”. Esta una de las frases más comunes que se oyen entre los onubenses y, dadas las situaciones constantes que estamos viviendo, debo aceptar que dicha expresión es ya casi una realidad. Mobiliario urbano destrozado: papeleras rotas, bancos deteriorados por el mal uso o robados, árboles arrancados, vallados sustraídos, farolas apedreadas a conciencia, robo de cableado y un largo etcétera. La quema de contenedores o incluso de algún que otro vehículo inundó las redes no hace mucho. Parece que apedrear es casi un deporte para determinadas pandillas de pequeños delincuentes, que ya el pasado año incluso, pusieron en riesgo a un autobús urbano con esta práctica.  El ‘fuenting’, pintadas, los habituales fuegos en las laderas del Conquero, las peleas callejeras, y del parque Moret, mejor ni hablamos… y a pesar de todo, el pasado año volvió a bajar la delincuencia en esta ciudad por cuarto año consecutivo, siendo considerada una de las ciudades más seguras de España, pero sólo a nivel estadístico, pues el grado de delincuencia sí difiere con respecto a otros años. Esta claro que nuestro tranquilo paisaje poco a poco va tornándose un tanto gris y “ya no es lo que era”. Esta misma semana, como si se tratase de una de esas películas de Bruce Willis, hubo una persecución por determinados barrios de la capital, donde las autoridades competentes tuvieron que hacer uso de sus armas impactando uno de esos disparos en el brazo del finalmente detenido. Sin ser alarmistas, el panorama no pinta nada bien y sin que sirva de precedente, en esta ocasión no podemos culpar a los políticos, única y exclusivamente. Está claro que se debe incrementar la seguridad; por cierto, nuestra eficacia policial es una de las más valorada en los últimos años. Las consecuencias deberían ser ejemplares, que no sirvan de burla como ha pasado con “los agentes de las cacas de perros”; de la suciedad hablaremos en otra ocasión. Crear campañas de concienciación, sobre todo con respecto al vandalismo, que se tome conciencia de los gastos que ocasionan y de la repercusión que tiene en los onubenses. Pero sobre todo, son los padres los que deben ser responsables e incidir en sus hijos; se nos olvida que los gastos que ocasionan tantos destrozos son pagados por nosotros. Una conciencia mayor sobre el respeto, y el amor responsable hacia nuestra ciudad, es una garantía de mejora que ofrece una positiva imagen. Huelva debe comenzar a despertar, y así parece que está ocurriendo.

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