Antes de nada, mis condolencias a los familiares por el triste accidente en la avenida Manuel Siurot en la que se volvió a perder una vida. La avenida Manuel Siurot, que cruza el Conquero, es uno de los tramos más peligrosos de esta ciudad; algunas curvas cerradas tienen algún desnivel prominente que ha ocasionado más de un susto y excesivas ausencias. El precioso recorrido de incomparables vistas tiene sus propias trampas, convirtiendo los casi dos kilómetros en una carretera infernal. Ya desde su entrada por la Orden o Cinta, como solemos decir por estos lares, se puede observar la complicada bifurcación que no siempre se respeta, donde la rotonda ornamentada con una fuente, marca el primer problema, y no hablo del viento que lleva las gotas de agua hacia los cristales de los vehículos, que reduce la visibilidad, ni del aquaplaning que se forma al estar constantemente la calzada mojada, hablo de la inseguridad en las salidas y entradas de dicha rotonda; es raro el día en el que no se crean atascos y situaciones de tensión. La entrada al colegio Montessori incrementa el peligro en horas puntuales, donde a veces, es casi inaccesible el tránsito, creándose un descontrol en torno al ceda el paso que pone en alerta máxima a todo conductor que se precie. A escasos 100 metros la peligrosa curva ‘Chumbera’, en la que pierdes casi toda visibilidad y debes agudizar los sentidos con un asfalto lleno de arena y chinos que constantemente se desprenden de los cabezos situados a la izquierda; el derrape está servido si no reduces lo suficiente. No es la primera vez que dicha grava salta a velocidad de rueda y rompe o agrieta la luna delantera de un coche. En épocas donde las tuneras o chumberas dan sus frutos, se incrementa la falta de adherencia del vehículo al asfalto, con esa mezcla pastosa de arena, chinos e higos chumbos que se amasan en cada coche que pasa, y si llueve, mejor das un rodeo por la avenida Santa Marta hasta el Huerto Paco. La zona de la Ciudad Deportiva es otro de esos puntos peligrosos en los que se debe agarrar bien el volante. Los institutos de Alto Conquero y San Pablo tienen bien delimitadas sus zonas de paso, aunque no se respeten y, al ser una lugar un tanto desprotegido a nivel de seguridad, los ‘fitipaldis’ aprovechan esa recta que concede este tramo, entre Aguas de Huelva y Mandala, para pisar el acelerador. Finalmente la parte que rodea a la terraza del Mandala es otro de los lugares peligrosos que cierran este entramado espacio, sobre todo por la afluencia constante, no sólo de vehículos, también de personas, que a veces, sin pensar en los riesgos, cruzan la carretera como quién pasea por el parque. Pero todo esto ya es conocido, y pocos cambios se han dado a lo largo de los años: algún arreglo de acerado por el levantamiento de las raíces de los centenarios y eucaliptos, poda de algún que otro árbol que se introduce en la estrecha calzada, y esta última reforma del vallado de la Ciudad Deportiva. En fin, es una locura no seguir las normas de circulación que rigen esta carretera.
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