El técnico del Málaga José Miguel González Míchel, afirmó que el partido que enfrentará este sábado a su equipo y al Athletic Club de Bilbao no puede considerarse "una final", aunque admitió que es "importante, pero no definitivo", tras el pleno de derrotas de los malaguistas en las cinco primeras jornadas.
Míchel advirtió este viernes en rueda de prensa que el conjunto bilbaíno lleva "dos derrotas consecutivas, pero tiene más estabilidad, más puntos en la tabla", una circunstancia que dijo que "se nota en el juego".
"Nosotros andamos con más urgencias y necesitamos ser más constantes", reconoció el preparador del Málaga, quien resaltó que el estado anímico es "importante y fundamental" para afrontar un partido, pues él como entrenador cree y ha "trabajado siempre con ello".
El madrileño advirtió sobre la situación de su equipo que han "cruzado el límite" y que "es el momento de pensar" lo que necesitan, pero también subrayó que él "nunca" se ha "quejado de la actitud" de sus jugadores y que éstos "lo saben y van a hacer todo lo posible para que la situación cambie".
Para Míchel, la moral del equipo "está resentida" y, tras admitir que él como profesional "nunca" había "sufrido cinco derrotas seguidas", aseveró que si no son "fuertes defensivamente", están "muy vendidos".
Preguntado por si teme que otra hipotética derrota pueda suponer su destitución, aseguró que él "siempre" es "positivo" y que no se plantea "jugar a nada para no ganar".
"Creo fielmente que mañana vamos a ganar y vamos a hacer un buen partido. No me conformo con el empate. Tenemos que ser ambiciosos, pero no pienso en el empate como solución para los males del equipo", recalcó
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