El jardín de Bomarzo

Off the record

“El ejercicio del periodismo se basa en un contrato tácito entre el periodista, su medio, los lectores y las fuentes”. Wikipedia mismo

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  • Gay Talese -

“El ejercicio del periodismo se basa en un contrato tácito entre el periodista, su medio, los lectores y las fuentes”. Wikipedia

Confieso que hace unos meses, pocos, me sentía incapaz de llegar a este cruce aportando historias semanales de cierto interés, no mucho según para quién, por aquello de que ser relativamente original cada pocos días resulta cansino para mis dos neuronas y eso que las tengo alimentadas con zumo natural por mañana. Y aunque parezca suelto, uno se lo toma en serio y advierto ya que hoy emano aromas de despedida, por asueto veraniego; va para el quinto año y esos son muchos jardines. Repaso títulos y cuento ojuelos que con interés, sano o no, se asoman y el ego aumenta, no lo niego porque aborrezco la falsa humildad, más ante la certeza de que durante este trayecto, off the record diré, la suma de lealtades gana a lo otro. Y de lo otro hay, de nivel, pero qué sería del oficio sin retos. Wikipedia, avanzo, se equivoca en una cosa: el periodista, una vez que tiene un tema y le haya llegado como sea, lo único que tiene en su gris masa cerebral es largarlo, que arda Troya y que nadie le venga con contratos tácitos. Si puede. Y de este instinto proviene el apodo o subnombre muy al uso en los bajos fondos que es la canalla: com. Persona que merece desprecio, ruin y miserable; pillo, granuja, chusma…

Princesa y vagabunda, garganta profunda: para algunos es obsesivo localizar la filtración, importa casi más que la veracidad del hecho en sí. Otros se plantan ante un grupo de periodistas y dicen cosas bajo la consigna del famoso off the records, que viene a ser te lo cuento pero no lo publiques y, sobre todo, no digas que he sido yo, y eso es como pretender un pacto entre hienas para que no ataquen un sabroso filete; conste, la promesa de un periodista cotiza poco más que la de un político, que es por la que menos pagan las casas de apuestas y, tal vez por ello, ambos gremios se reconocen y detestan con afecto.
El PP-A cierra curso, me pongo aunque hoy no demasiado porque la toalla y la rubia fría, la otra también, me llaman para que me deje perder, intentando cambiar su vida porque con la actual no les alcanza para casi nada. Off the record cuentan que impulsados por un fuerte tirón de orejas de Madrid se ha diseñado una nueva estrategia política bajo el epígrafe “Andalucía lo primero” e, incluso, se le ha ofrecido la portavocía parlamentaria adjunta a Antonio Sanz, que tiene dotes y experiencia y al que solo le faltarían ganas para aceptarla. Pero se intuye que lo hará por el bien común y porque apretar a Susana Díaz para que no esté tan suelta sería la idea. Moreno Bonilla y su equipo ha decidido que en vez de dar vueltas a lo loco por Andalucía de aquí para allá se centrará tres días a la semana por provincia, parándose ante colectivos, rodeándose de alcaldes y cohabitando en desayunos con churros off the records con medios de comunicación, que no van a usar nada de lo tratado hasta, al menos, el día siguiente.
El asunto estrella con que el PP adornará el final de legislatura ante las municipales es todo lo relativo a las subvenciones otorgadas por la Junta en asuntos de formación, para lo cual la policía judicial, me soplan off the record, ha designado, dicen inquietos desde el PSOE que siguiendo instrucciones políticas de muy arriba, a dos agentes por provincia para que investiguen a varios centenares de empresas, que ante el hecho en sí están lo que se dice no cabiendo dentro de su propio pellejo por el temor a tener que devolver el dinero. Alaya cifra, de entrada, en 950 millones de euros los no justificados, nada menos; ¿habrá pacto de borrón y cuenta nueva o va a ser verdad que todo el mundo que recibió subvención o dio formación irregular va a devolver hasta el último euro aunque eso implique cierre de empresas con, digamos, solera?
Al PSOE actual todo esto le preocupa incluso más que los Eres, no es para menos, a pesar de que en una de las provincias, Huelva, el juez haya archivado y sobreseído provisionalmente la denuncia presentada por la UDEF. En las otras, salvo Jaén, las investigaciones están abiertas, los teléfonos pinchados, que esa es otra: llegas a una mesa a comer con, digamos, alguien con piernas y zapatos, y no solo apaga el móvil sino que le extrae la batería porque te explica que han inventado una aplicación mediante la cual se pueden conectar a tu teléfono para oírte y, claro está, piensas qué diantres te va a contar, qué haces allí y, sobre todo, por qué razón no te dedicaste a la agricultura ecológica en el tercer mundo y no a todo esto mientras calculas la altura desde la primera ventana y las consecuencias de una caída libre. Pero lo bonito de conducir, piensas, es cuando llega la zona de curvas.
El asunto de la formación va a ir a mucho más. Se teme que la policía judicial ande instruida para que avance a toda vela, se filtra que el asunto al final no lo llevará Alaya “porque está amortizada” pese a que ella quiere prolongar con esto su estrellato una vez que eleve al Supremo lo de los Eres, que no tardará, y, ante todo, me echo a temblar por dos cuestiones: una, que se haya tirado, hurtado o, como poco, no fiscalizado, un montón de dinero que debió ir destinado a formación para el empleo en la comunidad con mayor índice de paro de toda Europa y eso, con perdón, sería para que muchas personas responsables, de ser halladas, se fuesen a su casa, o a donde el juez dicte, y, dos, que la investigación judicial pueda ser manejada por ordenamiento político y no quiero ni pensar en esto porque si uno deja de creer en la independencia de la justicia, ¿qué queda? Pues nada, el vacío. Pero cuesta y es que el pasado 15 de julio un tal Carlos Cano, nombre y apellido con mucho acento, andaluz también, joven licenciado en medicina, se entregó voluntariamente para cumplir su condena de tres años y un día en la cárcel de Albolote por un delito de coacción durante la huelga general del 29-M de 2012. Es decir, por participar en un piquete del movimiento 15-M en Granada contra la reforma laboral. Qué vergüenza. Qué fácil resulta encarcelar al pueblo, dicho sea con respeto y, por supuesto, off the record.
Alaya, concluyo, imputa a Antonio Fernández, ex consejero de todo el lío, que deberá declarar el próximo 16 de octubre esta vez por las ayudas en cursos de formación a Delphi y podría ser de interés periodístico conocer quiénes los ofrecieron y por cuánto, con qué márgenes. Fernández tendrá tiempo para meditar hasta qué punto se sincera ante doña Mercedes, sobre todo porque parece que el despacho recién inaugurado le deja huecos porque ni moscas y eso, afirma con amargura, “con la de gente a la que yo ayudé. La vida puede ser muy puta.
 

A la costa. Cuando circulas por Cádiz y llega agosto se te hace difícil orientar tu rumbo hacia otro sitio que no sea una orilla próxima. En no mucho, me ubicaré todo yo, orondo y cáustico, a los pies de una dorada duna, en compañía de Almudena Grandes y Las tres bodas de Manolita y lo último de Gay Talese, periodista norteamericano de los de antes que escribió una maravilla como Honrarás a tu padre y que ahora acaba de presentar Los hijos y aprovecha, aquí y allá, para sentenciar frases del tipo: “necesitamos más periodistas que desconfíen del poder” –a los 82 años es fácil concluir así de rotundo-. Con ellos, con la tarea de catar todo el producto graduado y variado que frío solo o con hielo quepa en mí, y presumo de fondo, satisfecho porque hice todo lo mío, cierro la verja feliz por el cultivo del año y lo hago con la promesa de volver en septiembre, de no caer interceptado, para continuar la poda.

Me decía esta semana un amigo, que fue alcalde y que hoy ejerce de político en un precioso pueblo, que pagaría, no mucho porque se estira lo justo (já), por saber a quién le voto y, no crean, me hizo pensar lo cómodo que debe resultar tener equipo fijo. Como en el fútbol. Igual repaso jardines, medito y, despejado ante la brisa marina, regreso militando en algo, incluso anagrama tatuado, aunque de entrada avanzo que el único distintivo que me pone es el del conejito del Playboy y no precisamente sobre mi canallesco y azotado pellejo.

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