Sevilla

Fidelio de Beethoven abre temporada en el Teatro de la Maestranza

La ópera 'Fidelio', de Ludwig van Beethoven, abrirá el próximo 24 de octubre la temporada lírica del Teatro de la Maestranza

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  • Presentación de Fidelio -

La ópera 'Fidelio', de Ludwig van Beethoven, abrirá el próximo 24 de octubre --también se representará los días 27 y 30 del mismo mes-- la temporada lírica del Teatro de la Maestranza de Sevilla con un canto a la liberación y a la propia identidad para el cual se ha querido desposeer a la obra de cualquier tipo de "anécdota" y "engañifa", apostando por un montaje "que va a la esencia" y en el cual cobra importancia el "alma" y los grandes temas y pasiones de la humanidad que se abordan en el libreto.

De todas las óperas que transcurren en la ciudad --algunas tan afamadas como 'Carmen', 'El barbero de Sevilla' o 'Las bodas de Fígaro'--, la de 'Fidelio' es, según ha explicado en rueda de prensa el director artístico del Maestranza, Pedro Halffter, "la más universal de todas", puesto que si las otras describen la belleza de la misma, ésta trata valores universales como la libertad, con la cual se acaba identificando la propia Sevilla.

Para Halffter, no hay mejor inauguración de temporada y acto de homenaje que este espectáculo --que patrocina la Fundación BBVA-- en el año en el que se conmemora el 25º aniversario de la Expo 92, un momento "extraordinariamente importante" para la capital hispalense cuyo legado cultural fue, precisamente, el Teatro de la Maestranza, que con "esfuerzo" ha logrado una programación lírica "de primer nivel" que se aspira a mantener dentro de un proceso de crecimiento del recinto "hasta donde nos permitan las posibilidades".

'Fidelio' narra como el gobernador Pizarro retiene ilegalmente en una prisión estatal a prisioneros políticos, entre los cuales se encuentra Florestan, su adversario. Leonore, esposa de éste, vestida de hombre, emprende su búsqueda y espera conseguir su liberación con la ayuda de don Fernando, un ministro del rey. En la cárcel donde cree que se encuentra, ha tomado el nombre de Fidelio y ha sido admitida por Rocco, el carcelero, cuya confianza ha conseguido ganarse mediante su trabajo.

"Es terrible que siga estando en boga la necesidad de contar la lucha de un hombre hasta su último aliento por conservar su identidad", ha expuesto el director de escena, José Carlos Plaza, que, además de la apología de la libertad "obvia e inigualable" cita también como grandes temas la represión, la corrupción o el amor. Cobra importancia, asimismo, el paralelismo entre el libreto y la novena sinfonía de Beethoven, brillando en este sentido el trabajo del coro.

Sobre la pasión y la entrega del mismo se han deshecho en alabanzas tanto el propio Plaza como algunos de los actores. Tal es el caso de la soprano Elena Pankratova (Leonore), que asume el reto no sólo de interpretar en el escenario a un hombre, sino de tener en cuenta los registros más graves que a nivel recitativo ello requerirá de su voz. "Aunque algunas compañeras lo han hecho una vez y lo han dejado aparcado, para mí es obligatorio en el repertorio de una soprano dramática", ha asegurado.

Por su parte, el tenor Roberto Saccà (Florestan) --que vuelve a Sevilla después de casi 20 años, tras haber interpretado 'La flauta mágica' en la capital hispalense-- pone en valor el arco de Mozart a Beethoven de la obra y manifiesta sentirse "muy cómodo" con su personaje y tener "ganas" de mostrárselo al público.

Debutan en el Maestranza los bajos Thomas Gazheli (el villano Pizarro) y Wilhelm Schwinghammer (Rocco). Para el primero 'Fidelio' "no pude imaginarse sin ese mal, esa sombra" que representa su rol, frente a lo cual se opone la "alegría innombrable" --que compara con el alma sevillana y el flamenco--, mientras que para Schwinghammer es "interesante" la evolución de su personaje, un carcelero que empieza como un carácter cómico y divertido para después evolucionar hacia algo más oscuro.

En el apartado técnico, el responsable de vestuario, Pedro Moreno, ha querido alejarse de los tópicos localistas y ha apostado por una "ruptura de la geometría" visible en detalles como el óxido de las ropas de los carceleros o los dibujos inspirados en Chillida de las de las mujeres, mientras que en el caso del protagonista sobresale el blanco como símbolo de "libertad" y "limpieza".

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