Lo que queda del día

La expectación de cada sondeo

Todos desean conocer sus resultados, pero la mayoría termina por renegar de ellos, sobre todo si no coinciden con el porvenir contagiado desde las tribunas

El lunes pasado ofrecimos un primer sondeo sobre la intención de voto en Jerez a dos años de las elecciones municipales, y este lunes lo haremos con la ciudad de Cádiz. Ana Huguet nos pidió a un grupo de periodistas un primer titular sobre los resultados y cada uno dimos nuestro parecer. No sé aún qué dicen los datos de Cádiz, pero el titular podría ser similar al de Jerez, y al de Sevilla, y al de Málaga, y al de Madrid, y al de cualquier otra ciudad, región o país próximo a citarse ante las urnas: el porvenir está sobrevalorado.

Con las encuestas suele ocurrir un fenómeno algo contradictorio: todos desean conocer sus resultados, pero la mayoría termina por renegar de ellos, sobre todo si no coinciden con el porvenir contagiado desde las tribunas. En el caso del sondeo de Jerez pudo ocurrir algo parecido. Dudo que hubiera quien se diera plenamente satisfecho con los resultados después de la expectación creada, pero más allá de los intereses creados también hay motivos como para que cada partido saque sus lecturas positivas y, especialmente, vuelva a tener en cuenta que el sondeo no es sino la foto fija de un momento concreto que revela una tendencia concreta.

Vayamos caso por caso: el PP cae en intención de voto y está más lejos aún de alcanzar esa mayoría absoluta en la que ya se veía instalado como consecuencia de los deméritos de su principal adversario; sin embargo, sigue siendo el partido con mayor respaldo, cuenta con una líder más que sólida y es el grupo mejor valorado de la oposición.

El PSOE sigue sin desbancar al PP, el 50% de los encuestados califica su gestión como regular y ni siquiera Mamen Sánchez aparece como primera preferencia para ocupar la Alcaldía en 2019; pese a lo cual, crece en intención de voto, acorta las diferencias con el PP, consolida la figura pública de la alcaldesa y se sitúa en condición inmejorable a la hora de establecer posibles futuras alianzas, ya sea de la mano de Ciudadanos o de los partidos de izquierdas.

Ganemos Jerez pierde respaldo popular, y ni Santiago Sánchez ni el propio grupo, han sabido aprovechar el tirón del entusiasmo que originó la agrupación de electores hace dos años. No obstante, conserva intactas sus opciones de repetir resultado y de ostentar la llave que haga posible la formación del futuro gobierno.

IU apenas se mueve, como si se debiera al mismo electorado fiel de hace dos años. Su caso es el más singular, ya que tanto su portavoz como el grupo obtienen unos resultados de valoración más que aceptables que no se traducen en votos, lo que supone un reconocimiento implícito a su labor y el signo evidente de un rescoldo listo para avivar el fuego, aunque sobre todo deja abierta la puerta a la incógnita del papel que podrá desempeñar en 2019 si se presenta en coalición con Podemos, ante el que podrá presumir de mucho más músculo del que lució en su día Alberto Garzón ante Pablo Iglesias, a los que por cierto no les salieron las matemáticas.

Ciudadanos, por su parte, falla en casi todos los registros, a excepción de uno, tal vez el más importante, ya que es el partido que más crece en intención de voto con respecto a 2015. Sus datos son toda una invitación a la reflexión y al análisis, aunque también muy evidentes como para tener que detenerse demasiado tiempo en el empeño. Capta un voto prestado, sí, pero ahora le corresponde saber lo que hacer con él mientras la marca del PP se desangra desde las puertas de Génova. Pero más allá de las causas, hay otra consideración mucho más importante: puede valerse por sí mismo para convertirse en llave de gobierno, tanto con el PP como con el PSOE.

¿Es la opción de Ciudadanos un voto de castigo provisional para el PP? ¿Si IU opta por la coalición con Podemos será capaz de aglutinar el voto de la izquierda y el descontento,a costa incluso de Ganemos? ¿Son los datos de PP y PSOE una seña de su estabilización electoral? La respuesta más sencilla es sí, pero ya hemos dicho que el porvenir está sobrevalorado y, de momento, lo que tenemos es una estampa en colores con lo que pensaba la ciudadanía en un festivo y ambientado mes de mayo de 2017 y, por supuesto, la misma expectación.

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