Lo que queda del día

El lado humano del ladrillo caducado

Han pasado cuatro años y de ese agradecimiento en plan “somos los mejores” no queda ahora más que la perversión del lenguaje ante la descorazonadora realidad de las barriadas a la espera de su rehabilitación

Esta semana, el Consejo Consultivo de Andalucía dictaminaba en contra de la empresa a la que la Junta adjudicó en 2009 las obras de rehabilitación de los bloques de la barriada de La Constitución, y resolvía definitivamente el contrato entre ambas partes. La constructora abandonó los trabajos a mediados de 2010, cuando los tenía ejecutados al 31%, tras argumentar que había sido víctima de la conflictividad social que se vivía en el barrio, con alusión expresa a robos, incendios y amenazas de vecinos de la zona.

El Consejo Consultivo critica a la administración por no haber intervenido y protegido el desarrollo del proyecto, pero concluye que la postura de la empresa es la que no está justificada, ya que “el contratista no puede abandonar el contrato bajo ninguna circunstancia”.

Podemos entender que, en este momento, no sea ésta una cuestión que les quite el sueño,pero en la Consejería de Vivienda ya deben saber que, una vez queden aclaradas sus competencias, disponen de vía libre para seguir adelante con el procedimiento y adjudicar de nuevo los trabajos para que los vecinos afectados disfruten de una vivienda digna, tal y como les prometieron hace casi cinco años, y tal y como llevan esperando casi cuatro.

Sin embargo, el expediente jerezano sobre “rehabilitación de viviendas”, reconvertido en catálogo de falsas promesas y plazos incumplidos, contrasta con los golpes de pecho y autoridad con que se celebraban hace unos años los proyectos aprobados. Hay ejemplos que no tienen desperdicio, y uno de ellos alude al caso de La Constitución.

En una comisión parlamentaria de Vivienda celebrada a principios de 2010, el grupo socialista trasladó a su consejero la siguiente pregunta relativa a las “reformas de edificios” en la citada barriada: “Señor Consejero, el ladrillo se creó alrededor del 6.000 antes de Cristo. Y decía un filósofo que, para bien o para mal, cada uno aporta un ladrillo. Está claro, en la tarde de hoy, que hay dos formas de aportar ladrillo (...) y en la pregunta que hoy le hago en materia de reparación, en concreto, de una barriada de Jerez, del barrio de la Constitución, que por su antigüedad necesitaba de estas obras de reparación, ponen de manifiesto la forma en la que la Junta de Andalucía, la forma en la que los socialistas aportamos nuestro ladrillo a la historia: la otra cara del ladrillo, el lado humano. ¿En qué consisten las obras de reparación que se están llevando a cabo por la Consejería?”.

El consejero da todos los detalles y, a su finalización, el grupo socialista agradece su respuesta recalcando que “ojalá aprendieran otros ayuntamientos de la Bahía de Cádiz de esta forma de cooperar institucionalmente Consejería de Vivienda y ayuntamientos; de darle paso a la participación ciudadana, que lo hacen con las asociaciones de vecinos, y de lo que es gastar el dinero bien en aumentar la calidad de vida a la gente, como es algo tan importante que 500 familias tengan sus zonas comunes muy mejoradas y que se les hayan podido instalar sus ascensores. Muchísimas gracias en nombre del municipio de Jerez, de estas 500 familias”. De nada hombre, aunque visto desde la perspectiva del presente el impacto de tan efusivas palabras resulta un poco bochornoso.

Es cierto que la Junta hizo la apuesta, libró el dinero y hasta pudo alardear de conquista social, pero han pasado cuatro años desde entonces y de ese agradecimiento en plan “somos los mejores” no queda ahora más que la perversión del lenguaje ante la descorazonadora realidad de ésta y otras barriadas en las que han tenido que venirse abajo los techos y las cornisas para recordarles aquello del ladrillo y el lado humano porque, o han surgido otras prioridades, o las empresas no respondieron.

Ayer mismo, y a colación de esa interesada perversión del lenguaje, leía en otra noticia: “los socialistas abonaron en 2013 ayudas a un total de 2.196 familias de Jerez en riesgo de exclusión social”. ¿Los socialistas?; ¿o “los socialistas” como sinécdoque de “gobierno socialista y de Izquierda Unida de la Junta”? Cabe pensar que lo segundo: cuestión de economía del lenguaje; cabe entender que lo primero: cuestión de proximidad electoral. Ya lo decía el filósofo: “para bien o para mal”, cada cual sigue aportando su “ladrillo a la historia”, aunque sepa que vaya a caducar.

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