Tras estas pequeñas vacaciones de Semana Santa me atrevo a escribir de forma un poco deslavazada mezclando temas muy diversos. El primero sería proclamar mi absoluta decepción con el candidato Arias Cañete como cabeza de lista del PP en las europeas. Mi decepción no es por su valía personal, porque para mí es uno de los políticos más valiosos que tiene ese partido, sino que viene provocada porque no se haya dedicado de verdad a Andalucía y haya sido desechado como candidato a la Junta. Tengo que decir que a día de hoy el conocimiento que seguimos teniendo de Moreno Bonilla es casi nulo y que su candidatura lleva las trazas de demostrar que una vez más desde Madrid se han equivocado y se ha ninguneado a Andalucía sin atribuirle la importancia que realmente tiene en el conjunto nacional.
Luego se quejarán de que aquí siempre pierden y que es un semillero de votos del PSOE que cambia la tendencia general del país. Pero cuando les toca de verdad jugársela por esta tierra lo que hacen es decidir desde Madrid mandar aquí un político desconocido y de muy escasa preparación y enviar a Europa y todo lo lejos de Andalucía que cabe al andaluz que a su vez consideran más valioso y por ello lo postulan para comisario en Bruselas.
Pero no diré que nuestra Presidenta se ha lucido sino todo lo contrario en la forma que ha gestionado ese tema de la Corrala, que me ha parecido auténticamente vergonzoso. Si se toman decisiones para exigir el cumplimiento de la ley hay que ir con ellas hasta el final y no mostrar en absoluto que se tienen los pies de barro tras haber intentado simular un poder del que se carece. Y por medio una clara burla de la ley con todo lo que eso significa.
En todo caso, no puedo dejar de referirme al fallecimiento de mi admirado Gabriel García Márquez. No he compartido sus ideas ni su forma en mi opinión bastante incongruente de vivirlas, pero he admirado y disfrutado con su obra quizás como con la de ningún otro autor. Probablemente es mi escritor favorito junto con Miguel Delibes. En ese caso no comparto su pasión por la caza y sin embargo me entusiasmó por ejemplo el Diario de un Cazador. En el de Gabo, sin admirar su actuación como persona, siempre he sido profundo admirador de sus libros y su novela El amor en los tiempos del cólera es el libro que más me ha emocionado y que más veces he releído. Solo puedo expresar mi agradecimiento hacia alguien que me ha hecho disfrutar tantas veces con algo tan importante como es el simple placer de la lectura de una gran novela.
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