La tribuna de Viva Sevilla

Viernes de Dolores

Desde por la mañana habrá barrios nerviosos, vestidos de gala para su propio día grande, como ocurrirá cada uno de los días que empezarán a sucederse desde ya, mucho más veloces de lo que quisiéramos.

Creíamos que no llegaría y ya está aquí. El día que todo comienza sin saber muy bien a qué nos conduce, si a un breve paréntesis de gloria o a reiniciar nuevamente una espera que nos lleve a un nuevo ciclo donde nuestros gozos irán creciendo a medida que la luz va ganando espacios y tiempos a las sombras propias del frío.

Realmente no he entendido nunca qué son las vísperas, pues no creo que debamos retrasar este disfrute pleno, este sereno deleite que los días cuaresmales nos van proporcionando hasta llegar aquí, por una simple hoja de calendario. En el fondo todo es un maravilloso círculo donde, en cada momento, podemos pararnos para encontrarnos de formas distintas con nuestra Fe.


Hoy la ciudad nos vuelve a marcar el camino y nos enseña que renovarse, evolucionar, adaptarse a los nuevos tiempos no es incompatible con nuestra esencia. El progreso, si nos obliga a dejar de ser nosotros mismos, nos conduce probablemente a la nada.


Desde por la mañana habrá barrios nerviosos, vestidos de gala para su propio día grande, como ocurrirá cada uno de los días que empezarán a sucederse desde ya, mucho más veloces de lo que quisieramos.


En Bellavista habrá reconocimiento a los que entregaron y recibieron lo más preciado como cadena de vida maravillosa. Los bordados, la plata repujada, la madera tallada y dorada nunca podrán competir con la absoluta verdad hecha solidaridad que, con el nombre más dulce de la Madre, tanto y tanto alivia a aquellos que lo necesitan.


Habrá bulla multitudinaria, barrio entregado, sones macarenos o de la Calzá allí por Pino Montano. Cofradía y barrio, simbiosis perfecta. Gente que no entiende ese día de carreras oficiales, de SE-30 o distancias, sólo de amor por unos titulares que a los habitantes más antiguos del barrio probablemente les recuperará archivos de la memoria que el tiempo, las distancias y otras dificultades quizás más graves, parecían haber enterrado.


Tendremos ruán y antifaces oscuros, precisamente desde donde la propia ciudad se hunde en su memoria buscando cuando se fundó. Saldrán alrededor del propio corazón de la ciudad, recorrerán el barrio universal como si ni siquiera existiera un Puente de Barcas… ¿No les parece una paradoja? 


O recorrerá el barrio heredero de aquella Exposición que orientó la ciudad hacia el Sur otorgándole elegancia y clacisismo. Siempre en Misión pastoral, para que aquella juventud que fue dando forma a su Hermandad no pierda nunca de vista que los valores que en su momento aprendieron siguen siendo tan necesarios en estos tiempos.


Y más allá de ese cinturón, en Padre Pío se buscará llegar desde el barrio nuevo al barrio ya viejo, en tributo de ese nexo de unión que debe coser cada uno de los elementos de la ciudad, para dar continuidad a la misma. Empujada por su gente en continua lucha por que aquél, que es su entorno diario, sea lo mejor para sus hijos.


Como ven la ciudad marcó el camino. Cuando tiene que crecer lo hace, pero sin renunciar a nada de lo que es. Juventud pujante, críos vestidos de nazarenos en brazos de madres acicaladas conforme al día grande que es, costaleros cargados de ilusión, casas abiertas para reunir a toda la familia dispersa y fuera del barrio, solidaridad, caridad, aportaciones, propagación de la Fe ¿a que les suena, vivan donde vivan, sean hermanos o asiduos de la hermandad que sea?


Y es que la ciudad es la que intenta que sus hijos no pierdan sus referencias para que, estén donde estén, nunca caigan en el vacío. Y lo mismo que ella desde su ser cincelado en piedra supo trasplantar sus esencias a esos nuevos lugares, nosotros debemos mirarla como lo que es: un todo, un universo que pide armonía para seguir siendo ese marco que tanto amamos.


Aprendamos la lección, disfrutemos sin tapujos de cada momento de los que se avecinan y no olviden que cuando, de repente, todo termine, nada ha acabado. La Esperanza es una idea infinita, depende de nosotros y si estamos atentos, permanecerá para que todo vuelva a empezar.
Feliz Semana Santa.

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