He participado este domingo en un debate televisivo sobre la legítima defensa. Analizamos tres casos concretos, tres situaciones distintas (un establecimiento comercial, la calle y la propia casa), que me impresionaron.
El joyero madrileño se encuentra con dos personas que empiezan a pegar brutalmente a su hija y empuñan pistolas taser con las que le disparan, consiguiendo coger el arma que tenía para defenderse. A su vez, la hija se ha zafado de la agresión y rocía a todos con gas pimienta. El padre acosado acierta a disparar e hiere a ambos ladrones serbios -pertenecientes a la banda más peligrosa del mundo, los panteras rosas- y éstos huyen. Finalmente ha sido absuelto, pero el hecho le ha marcado la vida, con una hija que ha recibido tratamiento continuado, con dificultades aún por los antecedentes especialmente en USA, etc.
El herrero residente en Mallorca había salido a cenar con su esposa, cuando es agredido por toda una panda juvenil con piedras, un gato de coches y a su vez a ella la tiran al suelo y la aporrean con un casco de motos. Desde el suelo y sangrando en medio de los golpes, consigue alcanzar un instrumento profesional que llevaba, parecido a un pequeño punzón, con el que alcanza a dos de los que le pegaban salvajemente. Ha estado 16 meses en prisión preventiva (él cree que en buena parte por ser venezolano) para ser finalmente absuelto, tras sufrir además una grave depresión porque no entendía nada.
Y el asunto que motivaba el programa es el del anciano canario a quien asaltan en su casa, amenazan para que les abra la caja fuerte, agreden salvajemente a su mujer y empuña el arma de que disponía, realizando un primer disparo al suelo, que hace huir a uno de los atracadores -que dice en el juicio que él hubiera hecho lo mismo-, pero el otro ataca con una pistola falsa y Jacinto dispara al bulto matando al asaltante.
En este último caso un Jurado popular lo condena a dos años y seis meses de prisión en contra de una fiscalía que pide la absolución. Así, de los tres requisitos de la legítima defensa (agresión ilegítima, necesidad racional del medio empleado en la defensa y falta de provocación suficiente del defensor) el Jurado pone en duda el segundo exigiendo que una persona en una circunstancia tan grave siga manteniendo un absoluto dominio de sus actos que es sencillamente insostenible. Puede incluso ir a la cárcel con 83 años. No comparto a Trump en casi nada, y menos en su apoyo a la tenencia de armas. Pero debemos proteger la aplicación de esa eximente y revisar de algún modo la institución del Jurado en nuestro país, que no está siendo precisamente la mejor aportación a la Justicia.
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