La Tribuna de Nertis

Otra vez septiembre

De nuevo acaba agosto, marcado este año por el terrible atentado de Barcelona. Y sin duda por el insufrible pulso que algunos catalanes se empeñan en sostener..

De nuevo acaba agosto, marcado este año por el terrible atentado de Barcelona. Y sin duda por el insufrible pulso que algunos catalanes se empeñan en sostener. Esto último se ha convertido en esperpéntico. Lo es hablar de medidas como la expropiación de bienes del Estado o por ejemplo eso de que quien quiera mantenga la doble nacionalidad. Esos ideólogos se consideran algo así como dioses que lo pueden todo, porque en esta tierra nadie puede dar la nacionalidad de un país que dicen no es el propio. O jugar con los bienes ajenos a capricho. Son sencillamente del tebeo, como lo muestra el comportamiento que han tenido sus dirigentes mintiendo descaradamente con que no habían recibido información alguna sobre el peligro de atentado, para luego querer enmascararlo en competencias ajenas cuando esa seguridad es algo que han hecho suyo y que quieren disfrazar cuando les quema lo mal que saben administrarla. O la tesis última de la conspiración que suena a cachondeo. La única conspiración es la de unos dirigentes que están destrozando una comunidad que siempre se distinguió por su señorío y su practicidad. Esperemos que termine pronto todo esto.

Y respecto a los atentados, tengo que decir que sigo creyendo que los musulmanes de bien debían dar pasos más decisivos. No entiendo por ejemplo como un imán puede tener todo un montaje de adoctrinamiento radical sin que sean ellos mismos quienes lo denuncien. No entiendo tampoco el buenismo de quienes se rasgarían las vestiduras si la Iglesia pidiera velos o situara a las mujeres apartadas y no exigen a los dirigentes islámicos que terminen con esas situaciones. Encima hay quienes utilizan los muertos para hacerse notar bajo un disfraz de falso progresismo que es vergonzoso.

Tuve la suerte de asistir en directo a la homilía que propició el párroco en la Encarnación en Marbella el día 26 de agosto. Nunca había visto una ovación cerrada y espontánea a una homilía de un domingo cualquiera. Vino a exponer dos cosas. La primera, que también son muertos terroristas que debían ser defendidos por todos los movimientos aquellos de la reciente historia de España que parece que sin embargo es lícito que algunos justifiquen. Y la segunda es que ya está bien de que los cristianos sean los educados, los que reciben los insultos y el menosprecio a sus creencias y contestan sin más con respeto, los que ven como su culto es constantemente vilipendiado sin que se reaccione ante ello. La gente que yo ví aplaudir eran ciudadanos de a pie que están crispados y hartos de estar asustados y que creen que hay que hacer algo más. Que quieren ser defensores sin miedo de lo nuestro y exigen que se respeten nuestras ideas y nuestra convivencia en paz. Y que como yo quieren proclamar que somos demócratas, pero por encima de todo somos católicos y somos españoles a mucha honra.

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