La Tribuna de Nertis

Un mundo casi perfecto

La teofobia bien podía ser una palabra sacada de una chirigota gaditana y que evoque un miedo irresistible a la alcaldesa más nombrada del Teatro Falla...

La teofobia bien podía ser una palabra sacada de una chirigota gaditana y que evoque un miedo irresistible a la alcaldesa más nombrada del Teatro Falla. Pero es una cosa mucho más seria. La teofobia es el miedo irracional o enfermizo a la religión o a los dioses, o de acuerdo con la RAE, que tan solo recoge la terminación “-fobia” como elemento compositivo, su aversión o rechazo. Este término engloba otros miedos o fobias como la islamofobia o la cristianofobia, y en definitiva está íntimamente ligado al ateísmo.

El ser humano es un ente racional desde el momento en que intenta buscar un significado a su existencia, y este se puede buscar desde el prisma de la religión, de la psicología o de ambas a la vez, pero está claro que desde la antigüedad es la primera vía la que ha triunfado puesto que la psicología como escuela no surge hasta finales del siglo XIX.

Las religiones han moldeado por tanto el mundo en que vivimos y han modelado el ser humano como tal, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra evolución hasta el presente. Por todo ello, no entiendo ese odio visceral y absurdo a todo lo que huela a religión, pues por mucho que no queramos estamos impregnados de ella y nuestra razón en parte se ha formado conforme a la mezcla de sus dogmas cristianos, islámicos, budistas, y de otras religiones arcaicas a lo largo de generaciones.

Si echamos la vista atrás, hoy vivimos en un mundo casi perfecto, y en parte ello es gracias también a las religiones, pero todavía queda un trecho para alcanzar esa perfección pues por ejemplo de las tres grandes religiones mayoritarias, hoy día el islam se encuentra varios pasos por detrás y claramente no ha confluido como las demás en los últimos tiempos, provocando un fuerte rechazo hacia la misma en el mundo occidental.

Algunos hablan directamente de guerra, aunque yo creo que será cuestión de tiempo que la propia naturaleza del hombre ponga las cosas en su lugar, y sean los propios musulmanes los que hagan de su religión un elemento que enriquezca más aún -como ya hicieran en sus orígenes- nuestra especie, la cual aunque a marchas forzadas, creo que se está forjando un futuro esperanzador en el que seguramente las religiones pierdan una posición predominante, pero habiendo dejado un legado innegable que siempre habremos de tener presente.

Con todo ello me despido deseándoles una Feliz Navidad desde esta Tribuna, y muy en especial y sin ninguna acritud a los teófobos que me lean.

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