La Tribuna de Nertis

Quien juega con fuego

Lee uno estos días sorprendido que el PSE ha alcanzado un acuerdo de gobernabilidad en el País Vasco con el PNV, siendo perdedor y ganador cada uno de ellos...

Lee uno estos días sorprendido que el PSE ha alcanzado un acuerdo de gobernabilidad en el País Vasco con el PNV, siendo perdedor y ganador cada uno de ellos respectivamente en las últimas elecciones vascas. Sorprende más aún, cuando se conoce que han firmado un documento por el cual se comprometen a debatir en breve entre otros puntos de encuentro: el «derecho a decidir» de la «nación» vasca, la competencia en materia de prisiones para el acercamiento de presos, y hasta la «gestión» de la Seguridad Social en las tres provincias vascas.

Aun no siendo analista político, ni licenciado en ciencias políticas, no puede uno salir fácilmente del convencimiento de que el PSOE y sus marcas blancas se están directamente inmolando al cruzar límites que pueden no tener vuelta atrás. Parece que no han tenido suficiente con la autodestrucción en forma de sangría en número de votos materializado por el ínclito Pedro Sánchez, sino que sus seguidores, aún a la cabeza de las facciones vascas y catalanas están claramente empeñados en dejar sin trabajo a sus compañeros del resto de España, aprovechando la falta de contundencia de la gestora, y mirando únicamente por sus interese personales, poniendo en peligro premisas básicas que no eran cuestionadas durante la hegemonía del bipartidismo. Sin ningún género de dudas se trata de una mala noticia para España.

La desaparición de criterios básicos y unánimes, indiscutibles hasta ahora, que eran la sólida base de uno de los dos partidos políticos históricos más importantes de la democracia no puede interpretarse de forma positiva. La notoria autodestrucción de un partido que había mantenido hasta ahora un incuestionable posicionamiento en clara defensa de la unidad de España y de la prevalencia de la Constitución y que ahora se diluye con una naturalidad alarmante resulta enormemente preocupante.

Sea por la debilidad de la gestora, por la falta de liderazgo de la misma, por los titubeos con la izquierda radical e incluso por la más que palpable minoría parlamentaria del congreso de España del Gobierno actual, el peligroso posicionamiento del PSOE vasco o catalán hacen que el resto de España podamos vivir algunos escenarios que nadie hubiera podido vaticinar. Por desgracia cuando la coyuntura internacional, tanto político como económica, aboga por la unión en vez de la división, en este país nos descolgamos siempre aprovechando los espacios de debilidad para hacernos daños a nosotros mismos, cuando es mucho más sencillo aunar voluntades y fuerzas para concluir que juntos siempre seremos mucho más fuertes, y que una España fuerte y cohesionada no puede ser perjudicial para nadie… ¿O si?

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