Al tiempo en que me dispongo a escribir el presente artículo, la Presidenta del Congreso de los Diputados, la señora Ana Pastor, estará preparándose para ir ala Zarzuela con el objeto de recoger del Rey el encargo de que proponga al candidato Mariano Rajoy para que sea investido Presidente del Gobierno. Parece que empezamos a ver el fin de esta pesadilla de no tener Gobierno durante un año y de evitar unas terceras elecciones, poniendo remedio así a los bloqueos que hemos sufrido y que tantos problemas nos ha causado.
Esto indudablemente es consecuencia del “esfuerzo y sacrificio” del Partido Socialista (PSOE), que pretende constituirse en estos momentos políticos como principal partido de la oposición y de las políticas de izquierdas, cosa que no tienen del todo clara, ni la sociedad civil, ni algunos de los miembros de este partido, porque este gesto, que particularmente entiendo como un sacrificio de sus posturas ideológicas en aras del bien del Estado, no ha tenido igual acogida, ni siquiera entre sus propios miembros. Así puede observarseen lasdiferentes posturasmanifestadas en el seno del Comité Ejecutivo de este partido del pasado domingo y que han trascendido a la prensa en estos momentos, donde destacados líderes territoriales del PSOE han defendido diferentes estrategias y posiciones, que van desde el mantenimiento del “no es no” (tesis originaria mantenida por su depuesto Secretario General) a la abstención total (postura mayoritaria del Comité Federal que fue aprobada este domingo), pasando también por la denominada “abstención técnica”, eufemismo que ellos utilizan para definir un poco de todo. Esto es, en ese caso se abstendrían 11 diputados, con lo que permiten al señor Rajoy que forme Gobierno, pero votan no el resto de diputados, para hacer patente y defender el “no es no”.
Por otro lado, se enfrentan a la amenaza del otro partido de izquierdas, la coalición Unidos Podemos, que pretende ser en el plazo de tiempo más breve posible el principal partido de izquierdas, para lo que utilizarán, como ya han anunciado, estrategias políticas y sociales desarrolladas en la calle y no tanto en el Parlamento. No en vano, la primera será manifestarse fuera del Congreso de los Diputados al tiempo en que sea investido Mariano Rajoy, y así se lo hizo saber Alberto Garzón al Rey Felipe VI con ocasión de las rondas de conversaciones con los partidos políticos.
En definitiva, por una parte parece que habrá en breve un Presidente de Gobierno que empezará a mover los engranajes del Estado, pero por otra partese aventura una legislatura corta y con muchas revueltas sociales. Esperemos que nuestro futuro Presidente, ahora que le ha visto la piel al lobo, se dé cuenta de que las cosas han cambiado y que no tiene más remedio que cambiar de talante para conformarse como más dialogante y ofrecer así sus políticas al resto de ideologías para consensuar nuevas leyes y proyectos.
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