La tribuna de El Puerto

Me encanta que los planes salgan bien

Solo se elaboran buenos planes si se tiene en cuenta de forma realista las circunstancias que rodean a su ejecución

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Llevamos casi un mes esperando que termine el verano, y el tradicionalmente llamado veranillo del membrillo ha terminado siendo más de lo mismo. Los incendios y las ventoleras (atmosféricas y políticas) han abierto diariamente los informativos.

Pero cuando por fin llegan las primeras lluvias, resulta que son torrenciales y acompañadas de unos aparatos eléctricos dignos de la mejor película de terror. En fin, que como siempre, nos han cogido por sorpresa.

Hoy día, cuando los meteorólogos son capaces de avisar de los fenómenos atmosféricos con mucha antelación, y hasta el móvil te informa de la hora en que comenzará a llover, los primeros chaparrones aún cogen a muchos por sorpresa, causando inundaciones en calles y viviendas.

Y es que los seres humanos somos mucho de sorprendernos por cosas que ya sabíamos o sospechábamos que ocurrirían, pero poco de prevenir eficazmente que no sucedan.

Pla-ni-fi-car, es una palabra que para algunos parece poseer un significado retórico, una acción que comienza y termina en sí misma, aunque su único valor radique en el resultado de su posterior ejecución.

Podemos elaborar muchísimos planes aparentemente buenos que fallan en la parte práctica, debido a que tendemos a magnificar su viabilidad, dándole más importancia a lo que no la tiene y restándosela a lo que en verdad importa.

Solo se elaboran buenos planes si se tiene en cuenta de forma realista las circunstancias que rodean a su ejecución.

Los líderes sociales (y no solo los políticos) deberían contar con lo anterior al elaborar sus planes. Pero tristemente, o no hacen planes o cuando estos fallan suelen culpar precisamente a circunstancias imprevistas.

Eso sin contar las veces en las cuales planes que desde fuera pueden parecer fracasados, en realidad están favoreciendo a los intereses para los que se elaboraron.

En el conocido serial televisivo “El equipo A” uno de sus protagonistas solía decir “me encanta que los planes salgan bien”.

Teniendo en cuenta que la mayoría de las veces los protagonistas habrían muerto de no cumplirse sus planes, la frase es de Perogrullo y nos enseña que solo son válidos los planes que salen bien. Y no digamos lo que sucede en aquellos casos en los cuales ni siquiera existen planes.

Es importante que la formación de una persona la dote de capacidad para elaborar planes de futuro que sean realistas, que le eviten en lo posible caer en ridículas pretensiones y en alocadas tentaciones de progreso.

Expresiones tales como “el cuento de la lechera” y “pajaritos en la cabeza” son un reflejo de esto en la sabiduría popular. La planificación realista del futuro no está reñida con la firme esperanza de mejorar, siempre que uno se prepare y trabaje para ello.

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