La tribuna de El Puerto

Cuando la tecnología incomunica

Pero no parece lógico que toda esa tecnología sirva para disminuir dicha capacidad, o para sustituirla por otras que al final terminen por perjudicar

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Seguramente todos estemos de acuerdo en que tratar sobre las consecuencias del uso masivo de los dispositivos móviles se ha vuelto un tema recurrente, aunque de poco parecen servir las reflexiones que se hacen entorno a dicho asunto.

Actualmente los teléfonos inteligentes y las tabletas son de uso cotidiano en entornos laborales y de ocio, constituyendo unas valiosas herramientas que poco a poco se han creado su espacio en el contexto social.

Pero muchos (no todos por desgracia) nos preguntamos cómo hemos llegado a que cada vez sean más los casos en que estos instrumentos se convierten en motivo de conflicto, al afectar negativamente a los comportamientos y relaciones humanas.

Es frecuente ver a personas caminando por la calle sin apenas apartar la vista de su móvil, e incluso a muchas compartiendo mesa con otras mientras solo prestan atención a sus móviles.

Actualmente, es evidente que los adultos no nos hemos caracterizando por disimular la adicción a móviles, tabletas y demás sistemas informáticos, y los niños siempre han imitado en gran medida lo que ven en los mayores.

Nuestros hijos acceden a estos dispositivos cada vez más jóvenes, dominando su manejo sin apenas necesidad de entrenamiento o explicación. Sorprende pues, que los que utilizan a los móviles y tabletas para entretener a los niños, no parezcan darse cuenta de que podrían estar ayudando a fomentar una auténtica adicción.

Nadie niega que estos aparatos sean muy útiles, facilitando las relaciones humanas, como plataformas de trabajo y de entretenimiento. Por estos motivos convendría preguntarse porque muchas familias viven auténticos dramas a cuenta de que alguno de sus miembros (en especial los menores) desatienden sus deberes e incluso se aíslan, por estar todo el tiempo ensimismados con sus dispositivos móviles.

A veces me pregunto qué harían muchos de los que ahora dependen de sus móviles, si estos no existiesen. La respuesta es muy simple: seguramente disfrutarían más plenamente del mundo real que les rodea.

Así pues, aunque probablemente cada vez seamos menos los que no sentimos la necesidad de estar permanentemente “conectados”, tendremos que continuar insistiendo en que las nuevas tecnologías deben servir para hacernos mejores humanos.

Ojala que todo los problemas generados por la utilización de los dispositivos móviles, solo sean una parte del proceso de transición entre unos seres humanos que para socializar solo utilizábamos nuestra capacidad biológica y otros que han conseguido ampliarla mediante la tecnología.

Pero no parece lógico que toda esa tecnología sirva para disminuir dicha capacidad, o para sustituirla por otras que al final terminen por perjudicar nuestra condición humana.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN