La tribuna de El Puerto

El cambio climático no es solo cuestión de datos

Para conseguir que la sociedad actúe contundentemente frente al cambio climático, es más prioritario explicar bien la situación, que aportar datos y cifras

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Desde fines del pasado siglo, los científicos disponen de datos y herramientas con los que elaborar modelos plausibles de la evolución del clima global en la historia terrestre, y han descubierto que desde que comenzó la revolución industrial la humanidad ha influido mucho en el cambio de dicho clima.

Ante las consecuencias negativas que se derivaran de esto, diversos sectores sociales, y especialmente los dirigentes políticos, están tratando de concienciar a los ciudadanos de la necesidad de tomar medidas que atajen el problema antes de que suceda.

Los pocos especialistas que no están de acuerdo con el papel que jugamos en el cambio climático, junto a los políticos y demás sectores que los secundan, son los “negacionistas”. Dado que los gases que vertimos a la atmosfera son el factor con el que más influimos en el cambio climático, los gobiernos de la mayoría de los países consideran necesario ponerse de acuerdo para adoptar medidas que reduzcan sus emisiones, provocando que algunos intereses económicos se sientan perjudicados, así como el enfrentamiento político entre ciertos países.

Lejos de entrar en el debate anterior, quiero reflexionar sobre como en la sociedad actual cualquier tema puede generar respuestas y actuaciones independientes de lo que realmente represente.

El cambio climático es un buen ejemplo gracias al éxito obtenido por la necesaria actuación concienciadora del peligro que representa. Así, no es raro que muchas personas relacionen arbitrariamente con dicho cambio, acontecimientos tales como unos días de calor excesivo, una ola de frío, unas lluvias torrenciales o incluso un cambio en las mareas marinas, lo cual genera confusiones si no se conoce bien el tema.

Esta pasión interpretativa indica la concienciación del problema, pero crea una mitología que recuerda a las de la antigüedad, que sin base científica explicaban los fenómenos para así justificar una naturaleza que se percibía como algo estable.

Las vulgarizaciones interpretativas de nuestro papel en el cambio del clima global y la posverdad creada al mitificar el propio proceso, facilita a los negacionistas la introducción de argumentos como el de que el clima cambia siguiendo ciclos naturales, obviando que nuestra acción los modifican, y confundiendo las ideas de unos ciudadanos bombardeados por inabarcables cantidades de datos y cifras.

Para conseguir que la sociedad actúe contundentemente frente al cambio climático, es más prioritario explicar bien la situación, que aportar datos y cifras.

Haciendo solo esto último se infunden posturas más cercanas al adoctrinamiento que a la concienciación, y que por tanto son más proclives a ignorar el problema si los negacionistas logran colar suficientes datos y cifras contrarias. Como siempre hay que educar no solo enseñar.

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