La tribuna de El Puerto

En el punto intermedio

El PP ha instaurado el estilo de su líder nacional, de Rajoy, que no es otro que esperar sentado hasta ver pasar el cadáver político de su oponente

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La legislatura municipal ha llegado a ese punto que se denomina de no retorno, pues ya está más cerca la meta que la línea de partida. A partir de ahora se plantea el dilema de si seguir intentando cumplir las promesas hechas en las elecciones del 2015 o si empezar a prometer algo nuevo para las que se celebrarán en 2019.

Sea una u otra opción la elegida, lo importante será salir de la inacción y evitar que la administración local sea una maquinaria que se mueve por su propia inercia y otras leyes de la física.

Todos los partidos han realizado sus valoraciones sobre el bienio transcurrido y aunque, como es normal, cada uno ha arrimado el ascua a su sardina, es posible observar como ninguno ha sido capaz de sacar pecho, de presentar una gestión mínimamente aceptable.

Empecemos por la oposición. Ciudadanos lleva excesivo tiempo enredado en el debate interno de una sucesión anunciada pero nunca concretada ni con plazos establecidos. Y ello lleva a plantear las cuestiones desde un punto de vista de cómo se hizo antes y no de cómo se harán en el futuro, a no ser que antes y después sean lo mismo, a pesar de lo que nos enseñaba Barrio Sésamo.

El PP ha instaurado el estilo de su líder nacional, de Rajoy, que no es otro que esperar sentado hasta ver pasar el cadáver político de su oponente. Sentado en el Alvia de ida o vuelta a Madrid.

Una actitud incomprensible si no fuera por la existencia de un suelo electoral consolidado. Pero para ganar con rotundidad unas elecciones hay que despegar del suelo y alcanzar las estrellas.

La agrupación Levantemos, defenestrada por Podemos, ya demostró que estaba incapacitada para gobernar y, ahora, tira la toalla de su obligada condición como oposición institucionalizada. Vuelve, como demostró en el último pleno, a sus orígenes de manifestación con pancarta y megáfono. Casi siempre el que más grita o más ruido hace no suele tener la razón.

Por su parte, PSOE e IU siguen escenificando un pacto que ya tiene poco de gobierno, que hace tiempo que dejó de ser progresista y que desamparó lo social tanto como a los trabajadores de los Servicios Sociales del ayuntamiento.

A estas alturas, 730 días después de tomar posesión, siguen escudándose en la herencia recibida, esa que era dañina, pero que no dudan en prorrogar, como las contratas municipales, porque están negados para promover alternativas. Pero aún anuncian que el gran cambio está por llegar. En efecto, en las elecciones del 2019, restan dos años más de aguantar su pasividad. 

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