La tribuna de El Puerto

Resaca “SemanaSantera”

Al fin hemos tenido una Semana Santa en la que el tiempo acompañó

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Al fin hemos tenido una Semana Santa en la que el tiempo acompañó. Los sones de de las Bandas, la cera, el incienso y largas filas de nazarenos y cuadrillas de costaleros invadieron las calles de nuestra ciudad desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección de forma ininterrumpida, aunque el viento de Levante, quedó cerca de fastidiar el Domingo de Ramos, aunque en mi opinión, algo sí que lo fastidió.

Sin duda, todas las asociaciones parroquiales y Hermandades y Cofradías del Puerto han estado a la altura. ¿Y la gente que abarrotaba las calles? Tanto visitantes como la propia gente  del Puerto.

¿Han estado a la altura?

Realmente, en términos generales diría que sí. Pero aquí, me gustaría detenerme. ¿Cuál es el significado de poner a los titulares de las cofradías en la calle? Sin duda, todos los cofrades, hablaremos de testimonio de Fé.

Yo particularmente vivo la Semana Santa del Puerto ligado a mis dos Hermandades. Desde niño he vestido las túnicas de la Hermandad del Dolor y Sacrificio y de la Humildad y Paciencia. Desde entonces hasta ahora, la Semana Santa Portuense ha evolucionado muchísimo desde entonces.

Pero no toda su evolución ha sido positiva según mi criterio. Lejos quedan aquellos tiempos, en los que se hacía un silencio sepulcral cuando el Guión del Dolor y Sacrificio, Ponía un pié en la plaza de España. Realmente esa sensación, tan solo se vive hoy día en las noches de Martes Santo en el Barrio Alto.

Donde desde cualquier punto del cortejo, solo se oía interrumpir este silencio, por el rezo del Santo Rosario y el sonido del Metal que anunciaba el caminar de las andas de Jesús Cautivo y su Madre. Evidentemente de esto, queda exenta de culpa  la Hermandad del Dolor, siendo la falta de cultura cofrade que atravesamos, la claramente culpable de esa situación.

Este año he tenido el privilegio de ocupar el puesto de Jefe de Procesión el Jueves Santo. Un honor que no me dejó indiferente en ninguno de los sentidos. Lo disfruté y lo sufrí a partes iguales, pues las responsabilidades pesan, pero si he de comentar que antes de pasar por Carrera Oficial, pasé uno de los momentos más tristes que recuerdo de aquel Jueves Santo y de mi experiencia en este cargo.

Una de las tradiciones más extendidas de nuestra semana Mayor, son las pelotas de cera que los niños llevan a las procesiones. Desde las hermandades, cada vez se hacen más intentos por inculcar a los jóvenes Nazarenos la seriedad del acto que se realiza, y se trata de que no se interactúe con el público. Al fin y al cabo, con 9 o 10 años, sólo eres un niño, y es difícil eliminar esa costumbre desde dentro de los cortejos procesionales.

Todavía, que el Martes Santo se haya perdido el silencio sepulcral en la Plaza de España, es algo con lo que puedo convivir, aunque lo añore. Pero que una Hermana de entre  9 y 12 años, me llame con un gesto en plena procesión,  y me la encuentre llorando desconsolada porque un hombre de más bien avanzada edad, le haya insultado por negarse a echar cera en una pelotita (desconozco si suya o de su hijo o nieto…), ya es algo que me inquieta. Si si, ha leído bien querido lector, insultar a un Nazareno de corta edad.

Evidentemente, quitándole importancia en aquel momento, consolé a aquella niña como supe y continuó su Estación de penitencia con normalidad. Hechos como estos me hacen replantearme si realmente conseguimos dar ese testimonio de fé y contagiar y anunciar el mensaje que Jesús nos enseñó a través de todas las Imágenes Titulares, las Hermandades y Cofradías sacamos a la calle.

A esa persona que tuvo la desfachatez de hacer tal cosa, como buen cristiano, le pongo la otra mejilla, pero no sin recordarle el ya mencionado motivo de porqué estamos las Hermandades en la calle y porqué cientos de Hermanos se revisten de Nazareno para acompañar a nuestros titulares. Damos testimonio de fé.

A ti querida niña, querida Hermana. Probablemente, por tu corta edad no leas esto, pero mi necesidad de expresarme me hace decirte desde aquí que no dejes que nadie te fastidie ese momento. Ese momento junto al Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y junto a Nuestra Señora del Desconsuelo es tuyo, es nuestro, y es de todos.

Al igual que te dije el Jueves Santo, yo pienso que eres una campeona, que hiciste lo correcto y que actuaste libremente. Siempre voy a recordar aquella carcajada que conseguí sacarte para librarte de aquel llanto. Esa carcajada será mi orgullo para continuar al servicio de mi Hermandad, ya sea desde secretaría o como Diputado Mayor de Gobierno. Gracias por ser mi inspiración.

Miguel Mena
Hermandad de la Humildad y Paciencia

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