La tribuna de El Puerto

¿Han oído hablar de la enseñanza pre-primaria?

Pero lo cierto, en resumidas cuentas, es que lo que le sucede a la mayoría de esos niños es que están desmotivados. O mejor dicho faltos de motivación

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En estos días muchas madres y padres están recogiendo en los colegios las notas de sus hijos de menos edad, y a veces (demasiadas) reciben con disgusto unos datos poco alentadores. Curiosamente, buena parte de esas calificaciones negativas corresponden a niños de preescolar o que están comenzando la primaria.

A estos padres les informan que sus pequeños no atienden en el aula, que desaprovechan el tiempo, que no adquieren bien determinadas destrezas y conocimientos, que no hace bien sus tareas o que pasan de hacerlas. Aunque a estas “agradables” noticias pueden sumarse otras de carácter más particular, lo que está claro es que todas ellas implican un aprendizaje deficiente.

Hubo una época en que se etiquetaba al crío de “flojo”, y actualmente, como si así se hablase de una forma más técnica, se argumenta que al pequeño le falta constancia, que no se esfuerza lo suficiente o que su atención está dispersa (o todo a la vez). A veces, cuando las situaciones negativas se reiteran demasiado, incluso se plantea explorar posibles trastornos del aprendizaje.

Pero lo cierto, en resumidas cuentas, es que lo que le sucede a la mayoría de esos niños es que están desmotivados. O mejor dicho faltos de motivación.

A tan tempranas edades los niños requieren disfrutar del juego, y mientras lo hacen aprenden y adquieren las destrezas fundamentales para continuar su proceso de aprendizaje. Los especialistas en educación han demostrado que se puede enseñar el concepto de la libertad a un niño de cuatro años, pero cualquier neurólogo sabe que, salvo contados casos, difícilmente se le podría enseñar a leer y escribir a esa edad.

El problema es que nuestro sistema propone que los niños de esas edades lean, escriban y muchas otras cosas para las cuales el cerebro de muchos de ellos aún no ha desarrollado la estructura que les permitiría adquirir tales destrezas.

Para que se los niños se interesen por aprender debemos fomentarles la curiosidad y la creatividad, no forzarles a hacer cosas para las cuales aún no están preparados. La desgana de muchos de ellos comienza cuando ven que no son capaces de hacer aquello que se les pide o aprender cosas que aún no pueden comprender.

A un niño o niña de preescolar se les pide la visión espacial o la abstracción de conceptos que aún no posee, con el pretexto de que debe llegar con un determinado nivel a la primaria, o simplemente porque es lo que le toca a la clase ese trimestre.

Eso le causa gran ansiedad, el consecuente desinterés y el abandono de cualquier actividad que requiera unas capacidades de las que fisiológicamente carece. Si permitimos que la educación infantil se convierta en una pre-primaria, atentaremos contra el desarrollo diverso de los niños. ¿Qué será lo siguiente?

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