El miércoles, la noticia del fallecimiento de Paco García de Quirós, Director General del Grupo de Hoteles Los Jándalos, recorrió nuestra ciudad. El comentario repetido una y otra vez era “no sabes quién ha muerto…”, noticia que era revelada con pena de quien lo contaba y con gran asombro y pena también de quien escuchaba.
Así me lo contaron a mí, y así lo transmití yo a otros… y en todos los casos se expresaba el disgusto por la muerte de una buena persona.
Las noticias glosarán los cargos que ha ocupado; por el que es más conocido en nuestra ciudad es por haber estado tantos años al frente del Hotel Santa María, donde desarrolló veintisiete años de trabajo infatigable.
Pero más allá de su innegable éxito profesional, lo que era un éxito es Paco como persona. Todos los que hablan de él destacan la inmensa amabilidad de Paco; como intentaba siempre ayudar, y siempre que se le pedía algo si estaba en su mano lo daba, y si no lo estaba, lo decía con una sonrisa ofreciendo alguna solución que le hiciera a uno el apaño.
Era una de esas personas que transmitían saber hacer, no sólo en lo profesional sino en la vida. Tenía luz interior, y la transmitía.
Hablando con una amiga, más cercana a él de lo que lo era yo, me decía que lo apreciaba y que sabía que él la apreciaba a ella, porque se lo hacía sentir así.
Y la verdad, es que sin poner en duda el cariño sincero que me consta le tenía a esta amiga es que su especial forma de ser le hacían a uno sentirse cómodo y apreciado. Y esa especial forma de tratar a los demás favoreció que el hotel donde tantos años trabajó, el Hotel Santa María fuera considerado un poco de todos para celebrar reuniones, conferencias, ruedas de prensa…
Se suele decir que Dios se lleva antes a los mejores, y en este caso, se ha cumplido. Porque Paco sólo tenía cincuenta y cinco años, y era un hombre lleno de vitalidad e ilusiones.
Nuestra sociedad, que tiene tantas oscuridades necesita personas como Paco Quirós, con esa luz y con esa actitud de querer ayudar en la medida de sus posibilidades y de ofrecer a los demás lo que tiene con una sonrisa.
Tenemos que tomar ejemplo de su forma de ser y de su forma de hacer, para ser más felices y hacer más felices a los demás.
Sé que ésta no es solo una visión personal, sino que es el sentir mayoritario de los que lo trataron y creo que por ello se merece la demostración de cariño y el agradecimiento público.
Como el que tantos portuenses de todos los ámbitos de nuestra sociedad le dieron el miércoles acercándose al Tanatorio de nuestra Ciudad para darle el último adiós.
Gracias Paco.
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