La tribuna de El Puerto

Enfuria que algo queda

Tienen más éxito los que más dolidos e indignados parezcan, y los que realicen los comentarios más ocurrentes

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Durante la crisis económica, la creciente marginación social y sus consecuencias, indignaron a muchísimos ciudadanos, generando un amplio eco mediático que fue fundamental para concienciar de tales problemas a la sociedad.

El protagonismo mediático de tal indignación no ha desaparecido, pero progresivamente gran parte de él se ha perdido en favor del que van tomando asuntos que antes apenas tenían trascendencia.

Conforme muchos ciudadanos han ido notando cierto alivio ante la suavización de la crisis (pero no para todos), parecen estar pasando de sentir una razonable indignación ante la marginación social, a adoptar un exagerado papel de ofendidos por asuntos en los que antes apenas reparaban, pero que las redes sociales y los medios de comunicación se están encargando de recordarles constantemente.

Hoy día existen muchas formas de acceder a la información, reduciéndose el público de los medios que tradicionalmente han difundido las noticias, y con ello su rentabilidad. Por el contrario, las redes sociales son capaces de arrebañar a un gran un número de personas entorno a informaciones que normalmente carecerían de entidad para ser noticia.

Al amparo del morbo y el escándalo que desata cualquier actuación políticamente incorrecta, y gracias a la estructura y funcionamiento de las redes sociales, ciertas informaciones se magnifican y adquieren interés mediático cuando pasan a los medios de comunicación, que así ganan más público.

La difusión social del pensamiento políticamente correcto hace que ciertas informaciones logren ofender a muchas personas, y la retroalimentación entre los medios y las redes hace que buena parte de esas personas se sientan enfuriadas [*]. 

En las redes sociales los ciudadanos enfuriados no actúan como un rebaño que repite consignas, sino que lo hacen como un banco de pirañas en el que cada una de ellas pretende obtener su bocado de protagonismo, sacando punta a las actuaciones acusadas de incorrección y retorciendo sus comentarios para lograr el favor del mayor número posible de “amigos” y “seguidores”. 

Además, la afinidad que existe entre quienes integran un foro social, hace que todos los comentarios realizados suelan reforzar a cualquier crítica contra el transgresor, pasando a ser secundaria su validez.

Tienen más éxito los que más dolidos e indignados parezcan, y los que realicen los comentarios más ocurrentes.

El filósofo Marshall NcLuhan señalaba que cada medio induce a un comportamiento, por lo que quizás seamos víctimas de las características de las redes sociales e informativas.

Pero aunque así fuese, y habiendo cosas con las que debemos ser claramente intolerantes, practicar una intolerancia extrema, ciega y simplona, no es necesariamente lo opuesto ser tolerante.

*Enfuriar: Verbo transitivo. Causar furia, rabia, ira exaltada, cólera, irritación; poner furioso o iracundo.

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