El exceso de información disponible (gracias sobre todo a Internet), y la falta de un filtrado efectivo de la misma, a veces nos conduce a interpretaciones erróneas del mundo que nos rodea. Sobre todo en el terreno de la Ciencia, y a pesar del trabajo que realizan muchos buenos periodistas y divulgadores científicos, es frecuente que en prensa, radio y televisión, aparezcan personas supuestamente bien preparadas (o informadas) bombardeándonos con tonterías y barbaridades científicas mal expuestas o directamente falsas, con datos y hechos que no deberían ser objeto de opiniones sino de demostraciones.
Pero lo peor es que estas aseveraciones acientíficas o seudocientíficas están destinadas a extenderse, establecerse, e incluso reproducirse, hasta ser asumidas como verdades indiscutibles.
De todas ellas las más peligrosas, las que más fácilmente se replican y extienden por las redes, son las que podríamos tildar de “titulares bonitos”, no por ser noticias impactantes, sino por tener una mejor acogida social, aunque los que enseñamos y divulgamos la Ciencia nos sintamos agredidos.
Citaré un par de titulares que anuncian falsedades con las cuales se acreditaría “científicamente” diferentes formas en que la condición femenina quedaría por encima de la masculina, lo cual podría relacionarse con el empoderamiento de la mujer, un tema socialmente sensible y ante el cual el público es muy receptivo.
El primer titular es “Todos los embriones humanos comienzan siendo femeninos por defecto”, una peregrina aseveración basada en la falsa idea de que al desarrollarse el embrión primero actúa el cromosoma femenino X, y luego el masculino Y.
Pero ni la madre es “más hembra” por poseer dos cromosomas X, ni estos son contenedores exclusivos de los genes femeninos, pues muchas diferencias sexuales están en otros cromosomas y su expresión es muy compleja.
El segundo titular es “La inteligencia se hereda de las madres”, ya que si los genes relacionados con la inteligencia están en el cromosoma X, la madre al poseer dos tiene el doble de posibilidades que el padre (con solo uno) de transmitir la inteligencia a sus hijos.
La prueba es que en un experimento al crear ratones con “más genes paternos o maternos”, si tenían más genes maternos sus cerebros eran más grandes y actuaban con más inteligencia. Pero nuestro cerebro no funciona como el de las películas de animación, por buenas que estas sean.
Sin entrar en explicaciones científicas (fíense de mí: ambos titulares son falsos), solo quiero que se fijen hasta donde se pueden manipular y simplificar los hechos científicos, para obtener un resultado bonito. Por mucho que luzca un titular, siempre será efímero, pero que difícil es desacreditar un titular bonito.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
