La tribuna de El Puerto

Un placer como otro cualquiera

Decir que “leer es un placer”, es como un mantra que simboliza algo que aunque consideramos cierto, por lo general no sabríamos explicar el porqué

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Decir que “leer es un placer”, es como un mantra que simboliza algo que aunque consideramos cierto, por lo general no sabríamos explicar el porqué. Pues bien, en los últimos años psicólogos de varias universidades han publicado los resultados de investigaciones sobre cómo la lectura influye en nosotros, explicando así por qué – aunque no seamos lectores – asumimos la frase “leer es un placer”.

Según estos estudios los lectores se sienten identificados con las comunidades ficticias que aparecen en los libros que están leyendo, lo cual mejoraría su estado de ánimo al sentir una satisfacción similar a la que obtendrían al pertenecer a grupos reales. Podría decirse que la lectura hace mejores a las personas.

Según uno de los citados estudios, la lectura de libros de ficción capaces de involucrarnos emocionalmente, ayuda a desarrollar nuestra capacidad de empatía frente a situaciones reales. Visto desde un plano puramente biológico, la práctica de la lectura contribuiría a satisfacer la profunda necesidad psicológica de pertenecer a un grupo característica de nuestra especie, y que ha sido tan fundamental a lo largo de su evolución.

No nos equivocamos al asociar la lectura con un placer, ya que leer un buen libro puede representar para una persona un placer tan importante como otros a los que estamos acostumbrados en nuestra vida cotidiana, tales como el que nos inunda cuando nos sentimos queridos o necesitados por otras personas.

Pero la cuestión es que para obtener un placer psicológico nos debemos involucrar emocionalmente, por lo que de la misma forma que actuamos (y hasta nos sacrificamos) para que se nos quiera y se nos acoja, nos debemos esforzar en la lectura si queremos disfrutar sintiéndonos parte de los mundos de ficción que esta pone a nuestro alcance.

Cuando queremos que alguien lea un libro que ya hemos leído, estamos intentando que se una a nosotros en un entorno de ficción en el cual ya nos hemos sentido involucrados, para así poder relacionarnos a través de las vivencias que ya hemos tenido.

Cuando hablemos a los niños del placer que obtendrán leyendo un libro, debemos mostrarles como nosotros nos emocionamos con la lectura y como disfrutamos al sentimos parte de las historias. No os habéis preguntado porque los niños disfrutan mucho más con un cuento cuanto más se involucra quien lo cuenta. Ante todo debemos hacer que se sientan bien leyendo.

Recuerdo el retorcido razonamiento que Humberto Eco pone en boca del fanático bibliotecario de El nombre de la rosa, cuando advierte sobre los peligros que se derivarían del placer de disfrutar con la lectura. En general, leer es un placer como otro cualquiera.

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