La doctrina política contenida en la obra el Contrato Social del filósofo Jean Jaques Rousseau, mantenía que “No todos los hombres de una población son iguales” realizando la diferenciación entre habitante y ciudadano. Solo este último estaría vinculado a la formación de la ciudad ya que a través de sus decisiones particulares participaban de la autoridad soberana.
El problema de querer instaurar un sistema de democracia directa asamblearia es su falta de pragmatismo, y la sociedad actual necesita del utilitarismo de la democracia representativa, aunque todos los días nos estemos quejando de los políticos que nos representan.
Una vez cesados los concejales de Levantemos, enviado a la papelera de reciclaje el pacto de programa progresista y social, a IU le ha entrado un repentino “horror vacui” queriendo recuperar el espacio perdido de la izquierda en Nuestra Ciudad.
Para rellenar este miedo al vacío IU, con un PSOE que no se atreve a decirle a su único socio una palabra más alta que otra, no les vaya a dejar en un gobierno de mínimos que lleve al Alcalde a ver frustrada sus carrera política hacia otras latitudes, ha enarbolado la bandera de la participación ciudadana en los presupuestos participativos en un vano intento de ocultar sus carencias a la hora de afrontar decisiones de gobierno.
Un eufórico Sr. Bueno (cargo de “fianza” de IU), haciendo honor a su apellido, está vendiendo a través de su “buenismo” y con altas dosis de autobombo que la participación en los presupuestos participativos 2017 ha sido un gran éxito manifestando que “Por primera vez en la historia de El Puerto la ciudadanía ha podido decidir democráticamente y de forma asamblearia el destino de una parte del presupuesto municipal” y continuando “Para IU los presupuestos participativos son algo más que hablar de dinero, son una herramienta de transformación social y una apuesta por la profundización democrática cuyo fin es abrir espacios de decisión que permitan a la gente participar en la política municipal de forma directa”.
No voy a entrar en valorar el trabajo que han realizado tanto los integrantes de los grupos motores como el de colectivos y particulares a la hora de realizar las propuestas. Le han dado la oportunidad de participar y lo han hecho lo mejor que han sabido. Mi crítica no va hacia ellos sino a este sistema, que respeto pero no comparto, fundamentalmente porque no creo en la democracia directa asamblearia.
No entiendo como el Sr. Bueno puede hablar de éxito cuando solo han participado 400 “ciudadanos”, 30 menos que en la dedicatoria de la feria a Jerez. No concibo como el 0,6% de “ciudadanos“, porcentaje de participación en estos dos procesos, pueden influir en las decisiones de un gobierno, obviando al 99,4 % del resto de “habitantes” de Nuestra Ciudad que por las razones que sean, igualmente legitimas, no han participado.
De la lectura detenida de las propuestas votadas, casi el 80 % corresponden a las áreas de Mantenimiento Urbano y Medio Ambiente. Este dato objetivo me lleva a la siguiente conclusión: los políticos que nos gobiernan no se adelantan a las necesidades que tiene Nuestra Ciudad.
Este debería ser su principal cometido y no la actitud pasiva de lavarse las manos como Poncio Pilatos dejando al “ciudadano” que decida por ellos.
Empezaba este artículo preguntándome si soy un mal ciudadano. Si por ciudadano hay que entender, como lo hacía Rousseau, aquel que participa en asambleas como las que he descrito, es posible que puedan pensar que no soy un buen ciudadano. Admito pulpo como animal de compañía.
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